Albert Einstein sostuvo: “hay dos cosas infinitas: la estupidez humana y el universo; y de lo segundo no estoy completamente seguro” y sentó las bases para teorías y leyes, en el infinito mundo del cretinismo. Si la estupidez humana es infinita, la estupidez política está inmersa en este conjunto. La RAE define la estupidez como ‘la torpeza notable de las personas’.
Carlo Cipolla, profesor de Historia Económica en Berkeley, California definió cinco leyes fundamentales de la estupidez humana, a la que considera una amenaza existencial por la irracionalidad para causar daños. Veamos:
1ª Los seres humanos subestiman el número de estúpidos en su entorno. Las sociedades decadentes, tienen similar numero de estúpido que exitosos.
2ª La probabilidad que un individuo sea estúpido, es independiente de otras cualidades incluyendo inteligencia, sexo, nacionalidad, ideología.
3ª Una persona estúpida causa daños a terceros, con o sin beneficios.
4ª Los no estúpidos confían y subestiman el poder perjudicial de los individuos estúpidos.
5ª Un estúpido es el mas peligroso de la sociedad.
En nuestro universo político pueden parecer 20 o 130, peleándose sin luces, pero son muchos más con asesores y trolles tras bambalinas, pues un estúpido preferirá a otro equivalente como asesor. Tener un alto coeficiente intelectual, ser reputado o reconocido, no niega que pueda ser y hacer estupideces.
Hay estúpidos inteligentes o astutos que lucran de sus decisiones. Los estúpidos bandidos, disfrutan del mal causado y hay estúpidos indefensos que claman que no sucedan estupideces que agraven su vida. Muchos son elegidos en fiesta electoral aun siendo el mal menor y a todos los sufrimos cinco años. No tenemos un inventario pero la observación de la marcha política nos indica su densidad.
Nuestra política parece expresión de una sociedad decadente y sin valores. Con grandes excepciones, el actual Congreso es el reino de la estulticia y zona de escape de individuos que huyen de la justicia por casos de robo hasta sicariato, honrando leyes de Cipolla.
Si el Congreso es secuela de elegir mal, el Poder Ejecutivo es más complejo, pues no son elegidos sino designados. Advirtamos que el caso de corrupción Lava Jato, recae más en personajes del Ejecutivo que del Congreso. Luego, las leyes de la estupidez no son patrimonio de una mala elección sino también, designación.
“Si hay idiotas en el poder es por que quienes lo eligieron están bien representados”, dice la sátira brasileña del Barón de Itararé, dejando evidencia de que la estupidez es internacional.
Parafraseando la memorable carta de Bolognesi a dos semanas del holocausto de Arica, diríamos que la estupidez política contemporánea viene dictando con su incapaz conducta, la sentencia que nos puede aplicar el extremismo, utilizando la democracia como trampa.
¡No lo permitamos!