Imaginemos que un colectivo de trabajadores gana un laudo arbitral y durante años el MEF cumple la sentencia y paga puntualmente un monto como parte de sus remuneraciones. Ahora imaginemos que la actual gestión del MEF luego de casi una década decide no pagarles apelando a una particular forma de interpretar la norma. ¿Cómo reaccionarán los trabajadores afectados en sus ingresos? Obviamente, con un inducido conflicto social.
Lo anterior parecería ficción pero algunos burócratas más papistas que el Papa lo hacen realidad cuando deciden invalidar laudos e inducen a que trabajadores del Reniec se declaren en huelga general indefinida, por vez primera en su historia de vida institucional.
Reniec tiene una cultura organizacional de servicio muy fuerte y su compromiso con la ciudadanía es mayor. Acredita reconocimientos nacionales e internacionales, ha logrado con tecnología avanzada identificar al 99 % de peruanos, es baluarte en gobierno electrónico y certificación digital, modelo para otros países y tiene claro el camino al futuro gracias a planes estratégicos prospectivos.
Nada de ello cuenta para esta gestión del MEF, que por arte de birlibirloque ha roto la inercia positiva de no huelgas y hoy sus trabajadores transitan por el oscuro camino del conflicto social buscando rescatar sus derechos. La sensación desde fuera es que algunos personajes del MEF actúan cual omnipotentes dueños de la hacienda pública.
Existen sistemas estratégicos vitales en el Estado. Si Reniec paraliza en toda su extensión, algo no deseable, se interrumpe el sistema financiero, Sunat, Migraciones, la atención ciudadana, etc. La pérdida económica en un día puede ser diez veces superior al monto regateado hoy por el MEF pero aprobado invariablemente desde el 2012. ¿Por quién? Por el MEF, que hoy pretende desconocer, en una reedición del conocido “Vidaurre contra Vidaurre”.
La visión con que sueña el MEF dice: “sector que impulsa el crecimiento económico sostenido, que contribuye a una mejor calidad de vida de los peruanos…” ¿A qué peruanos se refiere? Pues en este caso, muchos trabajadores de Reniec, quienes superaron la línea de la pobreza monetaria, retrocederán a engrosar esa legión de 375 mil peruanos que volvieron a ser pobres por una economía que no se consolida pese a su potencial.
El MEF es visto como bastión de la negación, donde buenos proyectos pueden estrellarse con un muro pintado de NO. Por estos días, además, con escepticismo por pagos de cuestionadas adendas. ¿Vidaurre contra Vidaurre también? o ¿Vidaurre nomás?
Hace falta una introspección profunda y una dosis de empatía para entender cómo se ve y siente al MEF desde la óptica de trabajadores con presupuestos y deudas preestablecidas, que al perder casi la mitad de sus ingresos terminarán, además, enjuiciados.
Reconozcamos que el talento humano es el principal activo con el que hacemos Perú.