El pensamiento de Sun Tzu se hizo axioma desde hace 2500 años y este viene al caso: si conoces a tu adversario y te conoces a ti mismo, ganarás todas tus batallas. ¿Se conoce bien a los actores del conflicto de Las Bambas? Hablar sólo de la Comunidad, el Estado y la Minera sin considerar a los embozados, es muy grave, como si Conga no hubiese dejado lecciones aprendidas. ¿Quiénes más actúan?
-Los Azuzadores Ideológicos. Antimineros confesos y cultores del post extractivismo. Mueven sus tentáculos a nivel nacional y buscan replicar lo hecho en Conga, en otras minas. Se mueven por todo el país y nadie conoce su base logística.
-Los Extorsionadores. Son los parásitos del conflicto y sus fines son crematísticos y son capaces de hacer sacrificios humanos por lentejas y culpar a la PNP. Los hermanos Chávez Sotelo hoy, como Pepe Julio Gutiérrez en Tía María ayer, lo confirman. Algunos navegan escondidos.
-Los Infiltrados o violentistas. Proterroristas del Movadef, extremistas etnocaceristas, y otros del Fudepp. Muchos, entrenados en tácticas de combate como lo evidenciaron en Moquegua y Tía María. Los más avezados usan uniforme militar impunemente y si el Sistema de Inteligencia no los detectó es por negligencia, o si alertados los decisores no hacen su tarea, da lo mismo.
-La comunidad movilizada. Constituye la gran masa de la población comprometida y muchas veces utilizada. Son los abnegados que si luchan por sus derechos y sostenerse durante meses sobre la carretera les demandan sacrificios.
-Un equipo de difusión. Incluye radiocomunicadores, voceros de prensa y charlatanes locales que hacen la tarea con anticipación. Un impresentable ya escribió: “Las Bambas no va”.
Es pues, un caso de inseguridad multidimensional que mezcla derechos con bandidismo y su fin lejano es perturbar o impedir los procesos en el Corredor Minero del Sur, que constituye un Activo Crítico Nacional, pues provee más del 50 % del cobre exportable del Perú y debe ser asegurado.
¿Y del lado de los negociadores cómo vamos? Pocos saben quién lidera el equipo y si entre sus operadores hay expertos y bilingües. En realidad se sabe de ellos por sus resultados vacuos.
Hay reacción tardía, el conflicto ha fermentado, la ley está en suspenso en cada metro de carretera bloqueada y hay pocas luces; entonces la estrategia debe ser diferenciada y en función a cada actor en la zona. Es imperativo escuchar a la comunidad diferenciándola de proterroristas, azuzadores y lentejeros. Diálogo sí, ley para todos y orden constitucional, también.
Pero, si no conoces a tu adversario ni te conoces a ti mismo, perderás todas tus batallas. Y así será, si se prefiere marchar inermes al fiasco.