Las incontinencias vividas en la semana que pasó a nivel global, regional y nacional develan ante nuestros ojos que la larga marcha humana dominada por la TIC y su inteligencia artificial tiene hipos que nos pueden situar en el cibermundo o retrotraernos al oscurantismo medieval. Lo verdadero parece irreal y lo ficticio, propio de un submundo real.
De un lado, lo que debió ser la antesala de los juegos olímpicos en Francia, que cada cuatro años celebra la humanidad como legado de la gran cultura griega, esta vez su inauguración, que suele expresar la creatividad y el arte de toda una nación, se tiñó en una decadente expresión reñida con la moral de varias civilizaciones. Los cristianos hicieron saber su protesta, pero el daño ya está hecho por la incontinencia emocional.
Fue precisamente un francés, Pierre de Coubertin, quien en tenaz propósito reinstituyó las olimpiadas 1500 años después de que el oficializado cristianismo romano en 393 DC las suspendió por paganas. Coubertin convenció al mundo de entonces del valor del deporte, la paz y comprensión entre los seres humanos. El sueño de este gran francés devino en pesadilla en esa ceremonia que afectó credos, creencias y principios axiológicos de millones de personas, incluidos los de los propios deportistas.
En el ámbito regional, Venezuela, tierra de libertadores y capturada por el llamado socialismo del siglo XXI con el brutal Maduro a la cabeza, en un evidente fraude, torció la voluntad del pueblo venezolano que mayoritariamente votó por Edmundo González. Llamarse Bolivarianos es solo un eufemismo para encubrir a una banda de mafiosos que se adueñaron del poder hasta expulsar a 7 millones de venezolanos que hoy sobreviven errantes por Latinoamérica por la incontinencia dictatorial.
La lección del episodio venezolano manda mirarse en el espejo, pues el Perú no puede permitir que algún cacique extremista y edulcorado capture el poder. Si ello sucede, en algunos años serán millones los peruanos errantes por Latinoamérica buscando sobrevivir, y los caudillitos que se consideran presidenciables iluminados por la providencia, o porque la valla dejada por Vizcarra, Humala o Castillo es tan baja, reflexionen y no dividan más al Perú.
En el ámbito político local, el mensaje de más de cinco horas de la presidenta de la República, Dina Boluarte, batió récords de incontinencia verbal. Una persona que es lejana a las entrevistas periodísticas y comunica poco sobre su gestión quizá encontró la oportunidad para descargar todas las baterías acumuladas en un detallista y hasta somnífero mensaje. Mucho de táctico y poco de estratégico.
Por su impacto en el mediano y largo plazo, la reimplantación de la Educación Cívica en la enseñanza escolar merece reconocimiento, pues el Perú es deficitario en la formación de ciudadanos con valores para hacer frente a un mundo cada vez más incierto, complejo y ambiguo, donde se normaliza con naturalidad la corrupción e ilegalidad.
Finalmente, el Congreso de la República eligió Mesa Directiva. Un defensor de la minería ilegal asume la presidencia de la mano con un cerronista defensor de Maduro y dos parlamentarios del exbloque democrático. Como si no hubiese alternativas, APP repite el plato en la presidencia. Una esperpéntica alianza, reflejo de la incontinencia narcisista total.