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20 de febrero de 2019

¡Vivas, a la seguridad y la defensa! (Expreso)


Los fundamentos primarios de la seguridad y defensa, los hallamos dentro de uno mismo. No hay, incluyendo los unicelulares, ser vivo alguno sin un sistema de seguridad y defensa que le permita sobrevivir. Los humanos tenemos legiones de leucocitos con capacidades defensivas y ofensivas que protegen nuestro organismo. Si este sistema falla nos invaden virus, bacterias y otros, y si se deteriora, caemos en el síndrome de inmunodeficiencia y la muerte prematura puede ganar la batalla.

El mismo principio es extrapolable a los Estados, definidos de mil maneras y que desde la Paz de Westfalia cuando surge el concepto de Estado nación, incluyen a fuerzas armadas como parte consustancial del mismo para mantener su estabilidad interna y externa y proyectarse viables. Sin seguridad y defensa los Estados devienen en fallidos pues tampoco hay posibilidades de desarrollo en este mundo inconstante.

Ni los planteamientos de Clausewitz sobre la guerra y la política, ni los de Max Weber sobre el monopolio del uso de la violencia legítima por el Estado han cambiado. Las guerras disminuyen en su versión clásica y cinética pero no han desaparecido y cuando terroristas o delincuentes usan armas la sociedad lo sufre. Los fundamentos no cambian, sí los procedimientos.

En reciente artículo del Sr. Fernando Vivas sobre las Fuerzas Armadas (FF.AA.), generaliza sobre decenas de miles de hombres y mujeres, adjetivos en lugar de argumentos y hiere la dignidad de cada uno de sus miembros. Las FF.AA. dan todo por el Perú y Basadre, la más importante voz autorizada, concluyó que el Perú no se hizo añicos gracias al Ejército, la versión más antigua de las FF.AA.

Las amenazas, como la materia no desaparecen, solo se transforman y los mecanismos de seguridad y defensa deben evolucionar. Por ello las FF.AA. se hallan involucradas en procesos de transformación compatibles con las amenazas y seguridad multidimensionales, en medio del salto tecnológico exponencial que conduce además a una transición hacia guerras invisibles, silenciosas, cibernéticas.

El solo hecho de escribir debería hacernos reflexionar sobre el valor de esta libertad que se merece y se conquista. El Perú se hace de a pocos y si el Ejército cumplirá 200 años junto a la patria, es porque fue más fuerte que cualquier contingencia o inmerecidos e injustos calificativos.

Se debe admitir que hay una frágil cultura de defensa en 360 grados y es un reto redoblar esfuerzos retomando nexos con universidades, institutos, con el CAEN, ampliando los Cursos de Oficiales de Reserva, entre otros.

Afortunadamente muchos peruanos de costa, selva y cordillera valoran a sus FF.AA. Una extraordinaria mayoría. ¡Viva las FF.AA.!