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13 de febrero de 2019

Quebradas secas, huaicos asegurados (Expreso)


La falta de prevención en el Perú frente a los huaicos es de Perogrullo y solo podrá corregirse cuando se combinen conocimientos, determinación para tomar decisiones y la construcción de una conciencia cordillerana. La cordillera por largo tiempo solo sirvió para diferenciarnos entre costeños, serranos y acaso charapas.

La conciencia cordillerana es un intangible valioso que los peruanos de a pie y quienes toman decisiones en todos los niveles deben entender. La Cordillera de los Andes es el rasgo característico más importante del Perú y fuente vital de agua dulce, minerales, frutos y granos extraordinarios, turismo y, lamentablemente, huaicos devastadores.

La Cordillera entre sierra y selva alta comprende más del 60 % del territorio nacional. Los Incas escogieron las alturas cordilleranas como centro de gravedad del ejercicio de su superioridad por las ventajas de controlar desde arriba. Desde el lomo cordillerano bajaban a la costa o selva si lo requerían. No conceptualizaron la geopolítica pero la ejercían.

Una mirada panorámica desde arriba es más potente que un plan estratégico de escritorio. Desde los 6,000 metros discurren ríos y descienden quebradas que se multiplican en millares antes de llegar a las planicies donde con predilección se asientan nuestros compatriotas.

Hay cientos de quebradas nominadas Quebrada Seca y el nombre define el destino. Puede llamarse seca, pero las aguas no solo buscan su nivel sino su curso natural y si alguna vez discurrió, inexorablemente el agua volverá y con furia.

En la capital, alrededor de La Molina hay urbanizaciones mesocráticas en pleno fin de quebrada desafiando el silencio “huáiquico” y toda La Molina vista en contexto no es sino una gran quebrada. Así, miles de asentamientos grandes o pequeños, modernos o emergentes en Comas, SJL, Arequipa, Tacna y en todo el país, yacen a fines de quebradas con mucha imprudencia frente a la cordillera.

La visión integrada de cordillera, cambio climático, quebradas, asentamientos extendidos y desprevenidos es demasiado para una burocracia sin luces en cien años. Entonces el verdadero desastre son los humanos que sin conciencia se asientan en cauces o terminales de quebradas a la vista indiferente de otros humanos con autoridad. Luego viene el dolor, emergencias, evacuaciones, asistencias y la reacción como gran atributo; pasará el tiempo y algún escándalo político captará la agenda nacional y llegará otro año para ver la misma película.

La ley exige que los municipios tengan Planes de Prevención de Riesgos de Desastres y debería emplearse el afamado Perú SAT-1 para precisar dónde no se puede vivir y actuar de inmediato con autoridad y firmeza. En simultáneo, entendamos a la gran Cordillera en toda su dimensión histórica y geopolítica. Los Andes nos definen.