Finalizada la Primera Guerra del Golfo Pérsico (1990-1991), una tendencia renovadora en la capacitación de las tradicionales fuerzas de aire mar y tierra, recorrió las principales Fuerzas Armadas (FFAA) del mundo occidental. Solo para mencionar el caso británico: cerraron las tres escuelas de estado mayor de cada una de sus fuerzas e iniciaron un programa único y obligatorio con alumnos de las tres fuerzas. A graves problemas, radicales soluciones. Se había constatado sobre el campo de batalla, fisuras en la operatividad conjunta de las fuerzas.
El Perú es uno de los países añejos en la región en gestionar el empleo de la fuerza de manera conjunta. Casi sesenta años de vigencia del Comando Conjunto (CCFFAA) dan cuenta de ello, dejando en claro que su consolidación se produce a comienzos de este siglo con la designación de un jefe a tiempo completo que sustituyó el sistema rotativo entre los comandantes de las tres instituciones, que resultó insuficiente para forjar y consolidar una cultura de pensamiento conjunto, como sustento conceptual que de vida a las operaciones equivalentes.
Entre 2007 y 2008, se puso en funcionamiento la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas (ESFA). Concebida para integrar estudios de los oficiales superiores de las tres fuerzas en reemplazo de tres programas distintos y casi paralelos en las instituciones, que dificultaba la convergencia de esfuerzos y oportunidades de interacción de militares, marinos y aviadores en una sola y compartida visión.
La ESFA fue acreditada como única para certificar estudios de Estado Mayor en las FFAA, una atribución mayor en razón que cada escuela por décadas, construyó una cultura propia y fuerte pero no necesariamente conjunta. Dotada desde el primer día de un equipo de dirección y profesores de primera linea, pronto se posicionó como el eslabón ideal para potenciar capacidades conjuntas. La satisfacción de los egresados con la currícula, la calidad de los profesores así como el valor de la interacción entre oficiales de las tres fuerzas, era plausible.
Hoy esta escuela goza de buena salud, con liderazgo joven y visionario, un plantel de profesores de gran experiencia y alumnos de las tres fuerzas motivados. Ello parecería suficiente para dar tranquilidad de cara al futuro en el empleo de las FFAA como un todo en cualquier contingencia de catástrofe, seguridad y defensa, sin embargo, en términos de Clausewitz, hay niebla en el camino y no todo es color de rosa ni tiene aroma de guayaba.
Como toda obra humana, la ESFA es perfectible. Una gran tarea de esta joven escuela, es inducir y convencer de la primacía de lo conjunto sobre lo particular. Atrás quedaron los viejos conceptos de campañas aéreas, terrestres o marítimas para dar paso a las campañas conjuntas, únicas, integrales, sinérgicas, sin que ello implique eliminar las culturas cohesivas de las partes, sino sumar y fortalecer la conjunta.
Si lo anterior es imperativo, queda claro que debe ser el CCFFAA el ente rector y primer interesado en el perfil del egresado, en la calidad de la enseñanza, en los reajustes según la variabilidad de circunstancias operativas, en la doctrina de visión integral del empleo de la fuerza y no de las partes. Por ello la ESFA nació en el seno del gran consumidor del producto egresado y del cual ya no depende orgánicamente por alguna razón burocrática. ¿Impedimentos normativos?, pensemos y perfeccionemos la norma pero veamos en contexto que queremos y a donde debemos llegar.
Otro escollo de los muchos que debe remontar este centro es el rescate de la función excluyente de acreditar en Estado Mayor a nivel de FFAA. Atribución que le otorgaba una gran fortaleza y valgan verdades colisionaba con las tradicionales atribuciones de las escuelas decanas. Hoy se ha debilitado en reversa para que las escuelas institucionales recuperen protagonismo en un status quo de estabilidad en su zona de confort, cuando el mundo cambia al galope y lo militar solo puede ser conjunto.
El antiguo Principio de Armas Combinadas, desde que la infantería empezó a ser complementada por caballería y artillería y lo marítimo convergía en un mismo plano, evoluciona en procedimientos según el ritmo de la tecnología. La visión sistémica contribuyó y hoy hablamos de Sistemas de Armas Combinadas donde cada subsistema hace aquello que el otro no es capaz para cerrar brechas. Esa es la visión que tiene que imperar en cualquier esquema conjunto.
La fuerza, es la sumatoria de cuatro componentes fundamentales; humano, material, conceptual y moral. El humano, es el eje de giro sobre el cual se desarrollan las operaciones bajo una matriz conceptual que debe ser uniformemente entendida como la que garantiza el éxito. El material compuesto por aviones, tanques o buques, carece de valor si lo conceptual no es parte de una visión conjunta. Los valores, tradiciones, la moral, etc, o intangibles que según Napoleón son como tres a uno en relación a lo físico, solo tienen sentido hoy en un esquema conjunto
Es lugar común decir que tan difícil que introducir una idea nueva, es arrancar viejas ideas que refuerzan modelos mentales de un mundo estable que ya no existe. Seguir creyendo que "todo tiempo pasado fue mejor" es erróneo. Hay que mantener los valores y tradiciones como soporte del componente moral de la fuerza, pero el día que nos pongamos el uniforme de combate todos debemos pensar en términos conjuntos y ello no llega desde el cielo sino como fruto de un trabajo intenso, integrador, donde el rol protagónico ha de tenerlo el CCFFAA y su escuela.
Es prioritario que la ESFA recupere su prerrogativa exclusiva y hacerla excluyente, como acreditadora de Estado Mayor. Ello no debe impedir que cada instituto en el primero de los dos años culmine la capacitación en el empleo institucional para pasar en el segundo, a capacitarse en el empleo de la Fuerza Armada en su conjunto. Para ello los comandos deben entender bien la importancia del pensamiento conjunto y lograr que el mismo, también sea comprendido en la cadena política de turno para evitar el síndrome de Penélope.