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30 de octubre de 2011

Primavera Árabe y Geopolítica - La República


La caída de la dictadura Libia, sumada a la de Egipto y Túnez, demuestra que controles y prohibiciones impuestos por regímenes totalitarios van a contrapelo de las libertades impulsadas por la  tecnología de la información y las comunicaciones. Por igual, que las dictaduras subsistentes en el mundo, pondrán las barbas en remojo ante la abrumadora evidencia que la libertad se reconquista tarde o temprano, que censuras aun implacables ceden. En estos casos, ante la interacción masiva y consiguiente movilización de voluntades, pues internet y las redes sociales aplanan y cambian la noción de censuras y fronteras haciendo que solidaridad, libre determinación, cooperación y otros derechos contemporáneos adquieran perfil y contexto globales.

Una cadena de hechos, rompieron la larga resignación en el norte de África. En sus inicios, tuvo rostro de bonzo cuando un joven vendedor ambulante tunecino Mohamed Bouazizi, se prendió fuego con gasolina por la confiscación de su carreta de frutas al no tener licencia. Le siguieron otros sacrificios, replicados luego en El Cairo, encontrando en los ánimos templados de la población pasto fértil para la solidaridad masiva. Desde ahí, hasta la expulsión de Ben Ali, Hosni Mubarak y la muerte de Muamar Gadafi, los cursos fueron diferentes y común el propósito: acabar con las dictaduras. Hoy la flama sigue viva en las arenas del Medio Oriente. Siria y Yemen expresan incertidumbre y lo que suceda, acrecentará el desafío geopolítico en tanto Israel y su entorno en los últimos cuarenta años encontraron balances a partir de un status quo que ya no es el mismo.

El rol directo o indirecto de potencias extranjeras es crucial. La sutileza geopolítica siempre está presente, sobre todo si algún país produce 1.6 millones de barriles diarios de petróleo. Además, en la certeza que las nacientes democracias serán ambiguas en sus inicios, acuerdos madrugadores permitirán plataformas importantes en la región. Pero, desde una postura escéptica, será más difícil acuerdos a futuro, como la necesaria con la lejana Corea del Norte, si uno de no proliferación nuclear con Libia del 2003 terminó literalmente bombardeada desde occidente. Un tema de confianza en las relaciones internacionales versus una visión positivista de las mismas.

Recordemos que muchas dictaduras mimetizadas de democracia lograron indulgencias de occidente en tanto fueron herramientas útiles en escenarios determinados. Afganistán como Irak, fue entrenado y eventualmente equipado desde occidente cuando el fantasma de Moscú amenazaba áreas de interés o influencia. Luego, aliados terminaron enfrentando a antiguos aliados. Por ello el caso de Siria merece especial atención. Se conoce que la represión de Bashar Al Assad es brutal como fue en Libia, pero la actitud de Europa y el propio Estados Unidos es ambivalente y casi piadosa. ¿Nuevamente la geopolítica utilitaria?.

Por ello la construcción de nuevas democracias será incierta en una región con diversidad de etnias y cosmovisión, acaso algunas acostumbradas al control autocrático que las mantenía unidas. Está en ciernes un cambio cultural pues la sociedad árabe en general se construye sobre una plataforma religiosa y cuanto constituya marco legal, se cimienta en una postura teológica islámica que puede ir de la moderación al fundamentalismo. ¿Democracia y Sharia podrán cuajar fácilmente?. Depende de la tribu que tome el control.

Comprensible que pueblos hundidos por décadas, reaccionen con júbilo al recuperar su libertad, pero resulta irónico que la muerte de Gadafi, haya dado lugar a celebraciones y reconocimientos de líderes mundiales como si la tiranía hubiese empezado ayer y no hace 42 años. Desde ultramar, esa alegría puede tener otras lecturas si se considera la importancia del Magreb Árabe como zona africana vecina de Europa. En juego sin duda, razones geopolíticas.

Hay lecciones importantes de esta incipiente primavera: para los políticos, que una dictadura no es eterna y las conflagraciones pueden tener orígenes impensados. Para los geopolíticos, que el siglo XXI será de interesantes reacomodos en el tablero mundial con temas culturales más relevantes que los ideológicos. Los estrategas militares encontrarán extraordinaria, la movilización de recursos humanos vía redes sociales y notarán que los territorios a reconquistar serán frecuentes dentro de propias fronteras. Los economistas, que el riesgo geopolítico será parte de su lenguaje. Macchiavello seguirá recordado pues entre estados, la amistad es un tema de personas; priman los intereses. Mientras tanto Twitter y Facebook siguen confirmando que para la tecnología de la información y comunicaciones, las fronteras se han reducido a simples alusiones.