Bienvenido al relanzamiento blog personal de Otto Guibovich Arteaga. www.ottoguibovich.com, te invitamos a leer los nuevos art铆culos del autor.

21 de febrero de 2014

La importancia de la Estrategia - Expreso


Con el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en implementaci贸n y buques peruanos navegando en el nuevo mar, podemos examinar la estrategia elegida para el logro de este objetivo de estado.

Estrategia es el conjunto de acciones que se adoptan para alcanzar un objetivo. Implica determinar el mejor m茅todo e incluye claridad de visi贸n y misi贸n, constituir equipos y cuando la tarea est谩 ligada a soberan铆a y jurisdicci贸n, entenderla como una causa nacional.

El a帽o 2,004 fue clave. En julio el canciller peruano Manuel Rodriguez Cuadros propuso conversaciones directas para solucionar el impase que en setiembre la canciller chilena Soledad Alvear las rechaza. En noviembre el nuevo canciller chileno Ignacio Walker firma una declaraci贸n admitiendo la controversia y su car谩cter jur铆dico. Un objetivo intermedio hab铆a sido alcanzado y la estrategia jur铆dica era delineada.

En febrero de 2006, el Per煤 retir贸 ante la OEA las cinco reservas planteadas al Pacto de Bogot谩 dejando expedito el camino a La Haya. En adelante hubo acciones reforzadoras muy importantes como el acuerdo de l铆mites con Ecuador del 2,011 que simplific贸 el problema a un asunto de a dos. La neutralizaci贸n de cualquier participaci贸n de terceros en CIJ fue determinante pues podia perturbar innecesariamente un proceso muy claro del lado peruano.

En t茅rminos napole贸nicos hay objetivos m谩ximos y m铆nimos. El objetivo m谩ximo era que la CIJ trace el l铆mite mar铆timo entre los dos pa铆ses que englobe 66,000 Km2 de nuevo mar para Per煤. Hoy tenemos el l铆mite mar铆timo y nuevos 50,000 Km2 de espacio mar铆timo. Un elevado porcentaje de peruanos cree que hemos ganado, otro menor cree que no, a partir de su propia forma de evaluar. Lo logrado no es tan m铆nimo y queda claro que hace falta tambi茅n aprender a ganar, cosa no tan familiar entre los peruanos.

Si la estrategia se puede evaluar por objetivos alcanzados en funci贸n a los pasos dados, tambi茅n se podr铆a entender su valor y pertinencia con una simple pregunta: ¿hab铆a una mejor estrategia para alcanzar tal objetivo en los t茅rminos y plazos del proceso ante la CIJ?. Dejemos en claro que s铆 la esperanza no es un m茅todo, tampoco la aventura es una estrategia.

No registramos estrategias de estado que haya comprometido a m谩s de dos gobiernos en el mismo rumbo y misma tenacidad pues hasta en el combate al terrorismo los gobiernos zigzaguearon. Ni recordamos la movilizaci贸n de emociones colectivas como durante la fase oral en diciembre de 2012 o durante la lectura del fallo. El estado peruano tuvo m谩s vida que nunca.

El equipo peruano demostr贸 mucha competencia y serenidad flem谩tica que no lo dice la literatura y bien podr铆a recoger como requisito en casos similares pues supo asimilar las expectativas de un pueblo y lidiar con pasivos de decisiones y “actos propios” de d茅cadas atr谩s, sin perturbarse.

Al solucionarse un tema pendiente de soberan铆a, algo ganamos de paz interior pues problemas de l铆mites flotando en el tiempo y pateadas ad infinitum generan intranquilidad de conciencia y afectan la identidad de la naci贸n. Este proceso debe servir adem谩s, para ense帽ar y aprender la indispensable escrupulosidad en la administraci贸n de soberan铆a y l铆mites patrios y no repetir algunos hechos del pasado que empe帽an parte importante de nuestro futuro.

Si la estrategia jur铆dica para definir el l铆mite mar铆timo logr贸 el compromiso de sendos gobiernos, bien podemos establecer estrategias equivalentes en educaci贸n  derivaci贸n y embalse de aguas, seguridad ciudadana, etc. Cuesti贸n de liderazgo y de ponernos de acuerdo que la gran estrategia debe ser poner el Per煤 por delante.

8 de enero de 2014

El Fallo en la Mira - Lampadia


El 27 de enero ser谩 una fecha memorable para el Per煤. Despu茅s de todo ese d铆a ya lo es en nuestra historia. Un 27 de enero de 1,995 Per煤 y Ecuador iniciaban operaciones militares limitadas por en茅sima vez en la frontera com煤n, espec铆ficamente en las cabeceras del rio Cenepa.

Solo veinte a帽os atr谩s, era impensado que Per煤 y Ecuador puedan vivir la experiencia integradora de la que hoy ambos pa铆ses hacen gala. Lejos quedaron las fricciones de cien a帽os, donde ambos pa铆ses perdieron vidas y otros recursos, alimentados por odios sin sentido. Hoy al mirar al futuro, ganan las dos naciones y principalmente sus poblaciones fronterizas.

El largo camino hacia la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), se inicia realmente en Santiago, donde se neg贸 la posibilidad de encontrar la soluci贸n directa a una situaci贸n inicua en el mar litoral que Per煤 busc贸 con reiteraci贸n. Muy poca empat铆a para enfrentar y solucionar en com煤n situaciones injustas m谩s all谩 de los negocios.

Desde el Punto Concordia hacia el norte, m谩s de 600 kil贸metros de nuestro litoral, no tiene amplitud de mar de 200 millas en un hecho realmente innoble. Per煤, uno de los pa铆ses impulsores de la tesis de las 200 millas mar铆timas, tiene al sur de Tacna “playa seca” o territorio sin mar. Cuando joven, nunca entend铆  bien porque desde Ilo, pod铆a verse nav铆os chilenos en el horizonte cercano. Claro que la actual, es una situaci贸n injusta

Inicialmente en Chile calificaron la decisi贸n como “hecho inamistoso” pero tampoco se pod铆a esperar que ante una demanda todos sonr铆an. Por fortuna una vez aceptada mutuamente la jurisdicci贸n de la CIJ, los 谩nimos mejoraron hasta alcanzar muestras de madurez en ambos estados. Lo inexorable de la decisi贸n de la CIJ, debe ser cabalmente entendido como final pues no hay otra instancia.

No es f煤til lo que se sentencia en la CIJ. Ese d铆a, el 贸rgano m谩ximo de las Naciones Unidas encargado de impartir justicia entre estados, har谩 conocer su veredicto y definir谩 el l铆mite mar铆timo con Chile desde el Punto Concordia y seg煤n el Derecho del Mar. Un l铆mite no inferido, sino en derecho. Referido con coordenadas, distancias, mapas, etc. Tan exacto como la tecnolog铆a lo permita, pues es definitivo.

El 谩rea en controversia y que debe circunscribir el l铆mite mar铆timo, comprende una superficie total de m谩s de 65 mil kil贸metros cuadrados. Algo m谩s que la superficie del departamento de Arequipa. Un 谩rea sin duda muy importante. Obviamente esperamos ganar, no solo porque no tenemos “nada que perder” como se comenta en ambos pa铆ses, sino porque el derecho est谩 claramente de nuestro lado. La pregunta formulada por el magistrado marroqu铆 Mohamed Bennouna, en plena fase oral respecto a que si en 1952-54, se podr铆a haber  trazado l铆mites mar铆timos hasta las 200 millas fue muy elocuente.

Muy dif铆cil argumentar que acuerdos anteriores, tripartitos, de amplitud mar铆tima o convenciones de navegaci贸n puedan pasar como tratados lim铆trofes. Ser谩 pues la CIJ quien decida el l铆mite mar铆timo y la jurisprudencia al respecto muestra indicadores claros de respeto al derecho internacional propugnado por la Convenci贸n del Mar, que es a la que el Per煤 apela.

Ning煤n pa铆s podr谩 culpar al otro de nada. Acaso ambos pa铆ses nunca tuvieron el liderazgo visionario necesario para enfrentar los problemas oportunamente y buscar soluciones. Ni se consider贸 lo determinante de la inflexi贸n natural del litoral desde inclinado en el Per煤, hasta perpendicular en Chile respecto a los meridianos. Configuraci贸n que solo mediante una l铆nea equidistante puede hacer equitativo un l铆mite mar铆timo.

Tomando el caso ejemplar de las actuales relaciones con Ecuador, es posible tambi茅n avanzar hacia nuevas formas de relaci贸n con Chile. Si hemos avanzado al punto que las inversiones en ambos lados de la frontera alcanzan juntos los 20 mil millones de d贸lares, superado el impase y con una agenda de futuro, las posibilidades para casi 50 millones de personas en los dos pa铆ses pueden ser auspiciosas.

Vienen d铆as de efervescencia informativa. Desde las declaraciones oficiales que deben ser de responsabilidad, hasta las cern铆calas que poco responsables pretender谩n arrancarle peras al olmo. La pronta implementaci贸n debe reducir espacios a intolerantes y apasionados, que por fortuna no son muchos. De ah铆 en adelante, la agenda de futuro puede tener los efectos sin茅rgicos que muy poco tuvimos.

10 de octubre de 2013

La Ciberguerra que se nos viene


Vivimos en los umbrales de la Ciberguerra. Una guerra de nuevo molde: silenciosa, invisible, aun incomprendida, pero letal y que puede alcanzar una intensidad  comparable a las de destrucci贸n masiva. Vivimos entre redes, bits y bytes que cambiaron y siguen cambiando nuestras vidas.

Alvin Toffler clasific贸 la evoluci贸n del g茅nero humano en tres eras: agraria, industrial y del conocimiento. La primera dur贸 miles de a帽os y el tr谩nsito a una superior se produce con la revoluci贸n industrial, la misma que considera casi agotada 200 a帽os despu茅s. Hoy vivimos la era del conocimiento.

 Seg煤n Toffler, cada era adquiere formas particulares de producir, comerciar, desplazarse y tambi茅n de combatir. De palos de labranza, arcos y flechas, a vapores y ca帽ones. De blindados, bombas nucleares y aviones invisibles, a “bombas cibern茅ticas". Los artefactos que el hombre produce en cada 茅poca para vivir, son los que utiliza para solucionar las il贸gicas de sus intereses.

Tres d茅cadas atr谩s cuando aparecieron las computadoras personales, los cient铆ficos se interesaron en ligarlas y “hacerlas conversar”; surgieron las redes y una silenciosa revoluci贸n se apropi贸 de nuestra existencia al punto que hoy es imposible desconectarlas, pues nuestra vida est谩 literalmente "on-line”.

Vendedores informales, empresarios, amas de casa, m茅dicos, pacientes, obreros, militares, etc. demandan redes, desde un cajero autom谩tico, hasta bases de datos complejas. Vivimos de Internet, en tel茅fonos, computadoras, Ipad, relojes inteligentes, o cuanto artefacto haga posible trasmitir y recibir datos desde la nube en los confines, hasta donde se le demande. La informaci贸n vuela, el conocimiento crece y con ello tambi茅n los riesgos.

La Ciberguerra que ya le empezamos a vivir, no es cin茅tica pues no emplea fuerza f铆sica, propia de la dial茅ctica armada convencional, sino que infiltra objetivos para  sustraer, manipular, o destruir informaci贸n. O para sabotear o destruir sistemas de actividad automatizada (SCADA: supervisi贸n, control y adquisici贸n de datos). No conquista espacios f铆sicos, pero ataques cibern茅ticos a centrales nucleares, hidroel茅ctricas o similares, pueden desencadenar efectos f铆sicos devastadores.

Decisiones cruciales pueden adoptarse, alejados de la formalidad,  en “centros de operaciones” ubicados en una cabina, tel茅fono, Ipad, laptop, etc.,  al otro lado de la tierra o la vuelta de la esquina. En esta guerra los objetivos militares no son precisamente prioritarios en tanto la sociedad interactiva e interdependiente con servicios sociales cr铆ticos en manos del sector privado, convierte a sistemas como el financiero, telef贸nico, etc., en blancos de alto valor cuya neutralizaci贸n, paralizar铆a un pa铆s.

Tambi茅n hay niveles de intensidad. Desde escaramuzas, espionaje, inteligencia, golpes de mano o incursiones, sabotajes, hasta operaciones cibern茅ticas complejas. Una operaci贸n notable se desarroll贸 con el “gusano” STUXNET que destruy贸 m谩s de quinientas centrifugas enriquecedoras de uranio en la planta nuclear de Ir谩n y retras贸 sus planes at贸micos. Se le atribuye a EEUU e Israel la autor铆a sin confirmaci贸n por cierto. Manning con wikileaks y Snowden con la NAS de EEUU, pueden dar testimonios iniciales de este proceso evolutivo.

Es parad贸jico, pero los pa铆ses m谩s desarrollados son los m谩s sensibles a acciones cibern茅ticas en tanto dependen mucho del automatismo de sistemas. Hackers desde pa铆ses subdesarrollados pueden penetrar sofisticados sistemas en pa铆ses desarrollados. La asimetr铆a en el desarrollo econ贸mico, no lo es en conocimiento inform谩tico y ello es una gran diferencia.

EEUU, Reino Unido, Rusia, China, Francia, Alemania, Brasil, Israel y otros, han creado en los 煤ltimos a帽os, comandos cibern茅ticos que asumen las operaciones en este et茅reo y nov铆simo frente, distinto a  los convencionales.

Pronto ser谩 v谩lido preguntarse: ¿qu茅 es determinante para romper el centro de gravedad y paralizar al adversario?, cruzar una frontera con tropas, helic贸pteros y aviones o la neutralizaci贸n cibern茅tica de sus sistemas inform谩ticos de mando, redes financieras, el茅ctricas, nucleares, etc. Cuando la segunda sea la respuesta, las acciones cibern茅ticas cumplir谩n el rol moderno de preparaci贸n, de la antigua artiller铆a.

En tiempos de chuponeo, hackeo, krackeo, o de troyanos, virus, gusanos, etc. De leyes cuestionadas o mal explicadas, es importante repensar la seguridad y defensa en un sentido ontol贸gico, dejando de idealizar el pasado que cierra espacios a nuevos conceptos. Borrar viejos paradigmas siempre ha sido m谩s dif铆cil que introducir nuevos.

Se dice con mucha raz贸n,  que los tiempos actuales son un desaf铆o a la capacidad de aprender, pero tambi茅n a "desaprender" aquello no 煤til, lo cual nos prepara para reaprender. Los cambios intensos generadores de incertidumbre exigen entender el contexto y empezar el futuro de una seguridad cada vez mas compleja que ahora si, abarca al conjunto de la sociedad y directamente.

23 de julio de 2013

Clase Pol铆tica y Caudillismo - Lampadia


No tenemos una clase pol铆tica en el Per煤. Un flanco d茅bil desde la independencia misma de la patria y que casi dos siglos despu茅s de la proclamaci贸n, sigue sin norte. Es el tal贸n de Aquiles de un emprendedor Per煤 al punto que hoy la econom铆a, remolca a esa pol铆tica desorientada.
Clase pol铆tica es definida por Gaetano Mosca, como la importante minor铆a que gobierna a la mayor铆a. Aquella que debe tomar decisiones trascendentes, monopolizar el poder y decidir por todos. Con ello, responsable del destino del estado.
La clase pol铆tica debe ser una 茅lite, calificada, org谩nica y requiere de fuerzas nutridas para ejecutar decisiones y diseminarlas en la sociedad. Aqu铆 encontramos el primer problema: no hay partidos pol铆ticos s贸lidos, coherentes, cre铆bles donde ciudadanos con vocaci贸n de servicio recalen y aspiren ejercer el poder como parte de relevos generacionales.
Hay colectivos que desestiman este relevo pues cultivan modelos anacr贸nicos con gu铆as predestinados y en lugar de l铆deres prefieren 铆dolos. Los 铆dolos insustituibles han hecho mucho da帽o y es aqu铆 donde encontramos un segundo problema: el caudillismo.
El caudillismo es una iron铆a del liderazgo y ha sido pauta en el Per煤. L铆deres con visi贸n estrat茅gica que hayan dise帽ado un destino superior para los peruanos en el largo plazo siguen ausentes. L铆deres pol铆ticos sin茅rgicos de s贸lido sustento moral, multiplicadores de efectos, escasean. Caudillos y caudillitos proliferan.
El caudillo como ant铆tesis, es el cabecilla que busca excesivas facultades y las confunde f谩cilmente con prerrogativas y deviene en d茅spota. Ha sido y es una constante en la pol铆tica peruana. Fueron caudillos de todos los colores que propiciaron irresponsables episodios en diferentes periodos de nuestra historia. Ese caudillismo supervive como modelo mental.
Lo sucedido en el congreso d铆as atr谩s pasa por lo descrito. Nuestros representantes, no han tenido visi贸n para entender siquiera el contexto en el que se sit煤a la pol铆tica en la segunda d茅cada del siglo XXI.
Grupos pol铆ticos acordaron –consenso le dicen- qui茅nes ser铆an los nuevos funcionarios en tres organismos aut贸nomos del estado. La forma de votaci贸n se lo aseguraba y esta result贸 una pantomima. Se trata de organismos t茅cnicos y no pol铆ticos.
Cuando pol铆ticamente se hacen las cosas mal, se generan condiciones para que surjan iluminados con la frase "yo puedo hacerlo mejor" e irresponsablemente alimentamos caudillismos. No se entiende que cada vez existen menos tolerancia y resignaci贸n a decisiones burdas en el ejercicio del poder.
Tampoco se entiende que la interacci贸n en tiempo real brinda una nueva dimensi贸n en las relaciones humanas. La sociedad del siglo XXI es interactuante y as铆 como crece la clase media para regocijo de millones, crecen r谩pidamente las expectativas que se refuerzan en las redes sociales.
Consensos pol铆ticos son indispensables para promover mejores decisiones y que mejores peruanos en cada campo sean elegidos, pero nuestra "clase pol铆tica", minor铆a, como la llama Mosca, result贸 muy peque帽ita para darle talla a un mandato demasiado importante y de pat茅tico desenlace.
En tiempos de calidad total y de cuidadosa exactitud en los procesos, errores groseros de los pol铆ticos en funci贸n de gobierno se convierten en generadores de otros errores, una licencia que no se puede permitir, si pretendemos seguir creciendo y desarrollando nuestros claros potenciales.
Ni econom铆a de mercado, inclusi贸n social, miner铆a moderna, competitividad, ni reducci贸n de la pobreza o educaci贸n para el cambio, pueden tener visi贸n de estado sin una clase pol铆tica alejada de viejos paradigmas, que promueva liderazgo con visi贸n de futuro, donde los partidos pol铆ticos sean escuelas y se ense帽e Per煤 y el arte de gobernarlo. Dif铆cil tarea pero he ah铆 un imperativo.

23 de diciembre de 2012

Decretos nada Concretos - La Rep煤blica


El ejecutivo obtuvo facultades para emitir normas legales de fortalecimiento y reforma institucional en Defensa e Interior y emiti贸 un copioso compendio de normas con lenguaje dif铆cil que ya mereci贸 un comunicado explicatorio en torno a remuneraciones y pensiones.
Los DL 1132 y 1133 aprueban la nueva estructura de ingresos y buscan el ordenamiento definitivo de las pensiones, cuando menos es el t铆tulo de las normas. La nueva estructura de ingresos es desmotivadora como lo ser谩n las pensiones de las nuevas promociones. Los tecn贸cratas del MEF no miran el futuro y los dos sectores estrat茅gicos lucen indulgentes y pasivos.
El art铆culo 5 del DL 1132 acierta al definir la profesi贸n policial y militar como de alto riesgo y por ello incomparable con otra del sector p煤blico. Por l贸gica elemental, el estado deber铆a diferenciar el trato a quienes arriesgan sus vidas como parte de sus tareas. No lo hace. Los ingresos del personal policial y militar son y ser谩n magros mientras los congresistas con agilidad asombrosa subir谩n sus ingresos en un monto que a un militar le tomar铆a 25 y  30 a帽os alcanzarlo, si acaso llega. ¿De qu茅 equidad o racionalidad hablamos? ¿El que puede, puede?
Los principios rectores del DL abundan en conceptos de equidad, razonabilidad, racionalidad, formalidad, etc. para sustentar una escala remunerativa. Ninguno sin embargo ampara al personal policial y militar en sus derechos sociales y econ贸micos que por Constituci贸n le corresponde. ¿C贸mo “Reformar y Fortalecer” instituciones sujetas a alto riesgo, con un componente humano con sueldos muy por debajo del mercado laboral?
Si un alf茅rez gana 2.288 soles y un capit谩n cuyo grado se alcanza entre 8 o 12 a帽os m谩s tarde, solo  2,788, los 500 soles diferenciales en ese largo periodo es exigua. Esta misma diferencia en los ingresos aplica al personal subalterno pero con mayor crudeza. Un capit谩n al final del quinto tramo ganar谩 3.838 soles, posiblemente en el 2016, pero deber谩 responder por la operaci贸n de equipos que valen millones de d贸lares, sean aviones, helic贸pteros, antia茅reos, etc. ¿Como preservar  nuestros recursos humanos, si un piloto civil b谩sico puede ganar 15 mil soles? La relaci贸n Riesgo y Reconocimiento queda hecha a帽icos.
Se introduce el extra帽o concepto de “Media Viudez”. Las viudas en el nuevo esquema solo cobrar谩n el 50% de los haberes del fallecido. Un esquema absurdo que esperemos el congreso pueda corregir o derogar.  Se cierra la pensi贸n renovable que se prometi贸 preservar y en una versi贸n "mix" de AFP con Caja de Pensiones, los arriesgados polic铆as y militares aportar谩n el 13% y el estado el 6% y quienes pasen al retiro cobrar谩n como pensi贸n, solo el 55% del promedio de lo percibido en los 煤ltimos 60 meses. Desalentador por donde se mire. Riesgo de vida, riesgo de vejez, y riesgo que las instituciones pierdan personal costoso para el estado.
Se reconoce que es un problema embalsado por d茅cadas como tambi茅n la mejora en la CTS. Tambi茅n se debe reconocer que viene triunfando la tesis de Castilla y otros funcionarios que ven en polic铆as y militares a peruanos de segunda clase. Un tufillo a discriminaci贸n antimilitar.

6 de diciembre de 2012

Diferendo, L铆mite y Perspectivas - Caretas


Las relaciones peruanas y chilenas van a encontrar mejores horizontes, cuando tengamos el coraje de confrontar no solo los s铆ntomas sino las verdaderas causas de una visi贸n antag贸nica que durante mucho tiempo nos puso de espaldas. Sin dudas vivimos momentos auspiciosos pero, para coincidir con Carlos Ominami de la Fundaci贸n Chile21, los negocios no lo son todo.  Podemos hurgar en el tiempo y encontrar antecedentes muy lejanos de diferencias desde tiempos de los Incas o de Diego de Almagro, pero las pugnas, injerencias, desentendimientos, etc., alcanzan su pin谩culo a partir de la Guerra del Pac铆fico.

Como consecuencia de esta guerra surgieron visiones antag贸nicas en nuestras sociedades, con brechas profundas que distanciaban y no permit铆an asomar a un camino com煤n. Se hab铆an construido dos culturas de casi rechazo mutuo con se帽aladas excepciones, situaci贸n que nunca fue considerada seriamente por los conductores pol铆ticos de ambas naciones. El ser y sentir colectivo de la sociedad peruana estaba lastimada ante una postura desde帽osa de la chilena.

De lo mas simple de entender: lo que para uno fue victoria, para otro fue inevitablemente derrota. Lo que  fue conquista de espacios, para el otro fue hurto de territorios. Lo que para uno era sembrar poblaciones y autoridad en nuevos espacios, para el otro tener que abandonar propiedades, desarticular familias, resignarse a perder todo o riesgo de ser aniquilado.

El saqueo que se “justificaba” en la victoria, para los peruanos fue contemplar el hurto de propiedades sobre la base de la superioridad de la fuerza ordinaria. Bombardear puertos y caletas, supon铆a consolidar victorias y restar posibilidades de recuperaci贸n, para el segundo era soportar muertes y heridos injustificables entre mujeres y ni帽os pues los hombres o estaban en filas o hab铆an muerto.

El llamado “repase” para no dejar heridos ni capacidad de recuperaci贸n del vencido, en uso atroz de la fuerza, para los peruanos ser testigos del desprecio por la vida al amparo superior de la bayoneta. La fuerza como factor de conquista y derechos. Se puede argumentar que la guerra es cruenta lo cual es cierto, pero un recuento hist贸rico es imposible sin evaluar con crudeza la historia dolorosa que parti贸 f铆sica y sicol贸gicamente a dos pueblos.

Pongamos solamente lo mencionado en cada lado de la alforja y sumemos a manera de balance para entender por que el antagonismo ha dominado nuestras relaciones con peque帽os espacios cordiales, insuficientes para una efectiva relaci贸n vecinal.

Por ello, Chile recela un irredentismo peruano que vise revancha y rescate de territorios pues el subconsciente admite que lo hecho engendro una cultura de profundo resentimiento. Per煤 desconf铆a del armamentismo chileno y la posibilidad del uso de la fuerza una vez mas. Anclados en esas posturas, los dos pa铆ses sufren de desconfianzas y antipat铆as con la duda cabalgando ambos espacios.

En tales condiciones, la soluci贸n  al diferendo sobre limites mar铆timos no encontr贸 receptividad en la pol铆tica y diplomacia chilena perdiendo los dos pueblos una brillante oportunidad para la soluci贸n directa de controversias y Per煤 debi贸  recurrir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), 贸rgano de justicia de las Naciones Unidas (ONU), amparado en el derecho internacional y en b煤squeda que ese organismo defina el limite mar铆timo entre los dos pa铆ses. La ONU establece que las denuncias ante la CIJ no suponen inamistad sino b煤squeda de soluciones pacificas a controversias entre estados.

Por estos d铆as se desarrolla la fase oral y en unos meses la CIJ dictara sentencia. Los  m谩ximos lideres de ambos pa铆ses han expresado su compromiso de acatamiento lo cual marca una diferencia significativa con lo que sucede entre Nicaragua y Colombia. La solemnidad de los compromisos de respeto a los tribunales internacionales es muestra de gran madurez y empiezan a unir a Chile y Per煤 en un compromiso de cumplimiento de sentencias supranacionales y pedagog铆a en respeto al derecho internacional.

La sentencia y su implementaci贸n marcaran el punto final de un proceso y el inicio de otro. Finalizar el camino de delimitaci贸n, debe suponer el inicio de una mayor integraci贸n y complementaci贸n de dos pa铆ses que tienen en Tacna y Arica dos ciudades en una sola unidad geoecon贸mica, con movimiento de personas en ambas direcciones que puede alcanzar los 5 millones de pases en un a帽o. En una realidad as铆, hay mucho por hacer aceptando que las relaciones de ambos, empieza por estos dos pueblos.

Los meses que vienen demandan madurez, buena comunicaci贸n, serenidad en cualquier escenario. Hay que creer en el compromiso de las m谩ximas autoridades de cada pa铆s. Implementemos la sentencia y empecemos a mirar el mar que nos vincula con la Gran Asia, con ojos y esperanzas comunes.

25 de octubre de 2012

El Segundo Frente del Terrorismo - Expreso


El Partido, el Ej茅rcito Guerrillero Popular y el Frente 脷nico formaban la organizaci贸n terrorista Sendero Luminoso. El Partido, la superestructura, adoptaba decisiones como aquella de “destruir para construir” que equival铆a a petardear al “estado caduco” para luego construir otro a gusto y medida del terrorismo. No interesaba el “mill贸n de muertes” en el camino.
El Frente 脷nico se caracteriz贸 por su condici贸n excluyente. Lo integraban incondicionales a la c煤pula y era considerado el vivero de la “Rep煤blica Popular de la Nueva democracia”. En la pr谩ctica, la guarida de los denominados organismos generados como Socorro Popular, Movimiento Juvenil Popular (MJP), Movimiento de Obreros y Trabajadores Clasistas (MOTC), Movimiento Clasista Barrial (MCB), diversas federaciones, comit茅s, etc.
La versi贸n Quispe Palomino del terrorismo, cambia su aproximaci贸n a la poblaci贸n buscando apoyo y para ello en esfuerzo calculado, toma distancia de la ideologizada violencia de Guzm谩n. Han concebido un partido militarizado y el Frente Unido en reemplazo del Frente 脷nico, dejando de lado el sectarismo en provecho de una apertura que amalgame fuerzas de todos los pelajes
Ellos critican el Frente 脷nico de Guzm谩n y dicen: “…no supieron aplicar el trabajo de frente, y  ello gener贸 enfrentamientos con los compa帽eros del MRTA, Patria Roja, PCP-U, MIR y otros que estuvieron en la senda de la lucha armada. Crearon fraccionamiento, paralelismo, sectarismo y destrucci贸n de organizaciones sociales. El Frente en toda guerra popular democr谩tica es b谩sico y contingente principal de la revoluci贸n”. (www.pcp-crm.blogspot.com).
No menos elocuente es el p谩rrafo siguiente: "la victoriosa primera d茅cada del siglo XXI, permite elevar y ampliar la guerra popular a las ciudades, donde se encuentra el centro neur谩lgico del sistema; para eso hemos desarrollado m谩s organismos ideol贸gica y pol铆ticamente dotados de Marxismo Leninismo Mao铆smo Militarizados a lo largo de las ciudades de todo el pa铆s”.
Lo anterior provee claves para entender la creciente virulencia de la agitaci贸n cotidiana en el pa铆s. Bagua, P贸mac, la violencia en Puno, Moquegua, Espinar, Cajamarca, tienen en com煤n la participaci贸n embozada o consentida de extremistas de amplio espectro. La intentona con las torres en Anc贸n, est谩 tambi茅n en esa l铆nea.
El Comit茅 Nacional de Reorientaci贸n y Reconstituci贸n Clasista (CONARE) de profesores de nuestros ni帽os, busca controlar el SUTEP y es liderado por Efra铆n Condori, personaje involucrado en la asonada Aimara en 2011 que cost贸 cinco vidas. Dice: “Nosotros entendemos que el SUTEP es un frente y en ello caben todas las opciones, as铆 sean Modavef, Izquierda Unida, apristas, toledistas o fujimoristas”. La ideolog铆a del Frente Unido que le llaman.
La mutaci贸n del terrorismo no la entendemos cabalmente aun cuando nuevos indicadores perfilan su siniestro plan. Es que a diferencia del estado lerdo, sin continuidad, pol铆ticas de estado ni visi贸n de conjunto, los terroristas no han transigido en sus prop贸sitos, se reinventan impunemente y avanzan ante la apat铆a general.
Ni siquiera coincidimos en definir el problema. Terrorismo confinado en el VRAEM, sicarios del narcotr谩fico, empleados de capos extranjeros  y algunos reduccionistas creen que el problema es solo el tr谩fico de drogas. Y casi todos, percibimos muy lejano el problema. No es as铆. Hay un tronco com煤n y ramas intrincadas que pueden alinear esfuerzos en un amplio frente vali茅ndose de la democracia para luego pisotearla y no viven tan lejos.
La ausencia pertinaz de partidos pol铆ticos con bases en todo el territorio, cede espacios al neo terrorismo. Urge la promoci贸n y acci贸n de partidos serios con cobertura nacional que den la batalla pol铆tica de la democracia, contra el terrorismo escondido en aparentes inofensivas organizaciones. Hay que desbaratar su estrategia perversa antes que engranen nuevamente el terrorismo salvaje. He aqu铆 un problema de estado que impone soluciones de estado.

20 de septiembre de 2012

¿Una Tercera V铆a contra el Terrorismo?


Los llamados caviares y fujimoristas se enfrentan s贸rdidamente, demostrando poca capacidad para converger en apreciaciones respecto al terrorismo, un fen贸meno que muta y se disemina r谩pidamente. Ello no contribuye a hacer de este problema una verdadera causa nacional. Los cabecillas terroristas se frotan las manos de ver c贸mo sin mucho esfuerzo siembran el caos. Punto para el terrorismo.
Lo que se lee o escucha a diario, es m谩s bien penoso. Cada uno trata de desacreditar a los otros muchas veces con argumentos dignos de mejor circo. Los primeros se consideran los due帽os del 茅xito y los segundos creen que la CVR escribi贸 una biblia que para leerla hay que persignarse. Punto para el terrorismo.
Ambos se atrincheran en posturas absurdas: “en el decenio de Fujimori se acab贸 el terrorismo”  vs “en el decenio de Fujimori solo se violaron los derechos humanos”. Ninguno desaprovecha ocasi贸n para echar barro sobre el otro con poca responsabilidad, en una campa帽a divisiva y de fratricidio pol铆tico. Ni los Quispe Palomino del VRAE expresan tantas diferencias con los “Movadefos” seguidores de Guzm谩n.  Punto para el terrorismo.
Unos ven en las capturas de los cabecillas terroristas de SL y el MRTA, el fin del fen贸meno otros gestionaron condiciones "m谩s humanitarias" para ellos. Ambos parecen desconocer que  una victoria debe sellarse y que en este proceso, la consolidaci贸n, no era tarea militar sino social. Punto para el terrorismo.
Creen que el fen贸meno actual es residual del de d茅cadas pasadas y se desentienden de una tarea fundamental: la lucha pol铆tica que requiere un frente com煤n es decir uni贸n y no divisionismo. El Movadef, el Conare, son vistos solo como sup茅rstites y no como nuevas expresiones de un terrorismo mutante, audaz y temerario. Punto para el terrorismo.
Las lamentables decisiones de inicios de siglo: de reducci贸n de presupuestos, repliegue de bases, flexibilizaci贸n de condiciones carcelarias, liberaci贸n de terroristas, abandono de los comit茅s de autodefensa, derogaci贸n de leyes contra el terrorismo, etc., sobre la base de un err贸neo triunfalismo, nos han conducido a este estado de confusi贸n.  Punto para el terrorismo.
Queda claro que la sana confrontaci贸n democr谩tica es saludable e indispensable. Pero estos iracundos promotores de dos enfoques, parecieran provenir de dos distantes realidades. Crean  nebulosas en el camino y quitan claridad en la ruta de la pacificaci贸n. Antes bien,  debilitan a la sociedad. ¡P贸nganse de acuerdo¡.
No hay ponderaci贸n para distinguir y discriminar aquello que fue bueno de lo malo. Todo parece blanco o negro, bueno o malo, sin matices. O la perfecci贸n sobrehumana o la maldad diab贸lica. Esta confusi贸n conlleva que hasta la fecha, por ejemplo, no nos pongamos de acuerdo siquiera en definir el verdadero problema o problemas. Punto para el terrorismo.
Si esta es la realidad y persisten en su dial茅ctica rupestre, hay que desfujimorizar y descaviarizar el debate sobre el terrorismo e invocar a terceras fuerzas pol铆ticas libres de pasiones, de contaminaci贸n ideol贸gica y posturas maximalistas para frenar el avance ideol贸gico silencioso y persistente del terrorismo.
Hay que respaldar la labor de las Fuerzas Armadas y Polic铆a Nacional, que son la columna vertebral de la seguridad y defensa nacional. A la par de revisar la legislaci贸n que flexibiliz贸 la carceler铆a terrorista y buscar un frente com煤n nacional contra los enemigos del pa铆s.
El congresista Iberico ha iniciado una interesante campa帽a que puede ser imitada por pol铆ticos j贸venes que crean en la democracia y en la necesidad de preservarla. Que entiendan que el terrorismo es una amenaza real, que acepten que el Per煤 necesita unirse en torno al problema y hacer causa com煤n. Que entiendan que la dial茅ctica desenfrenada es una forma de violencia, precisamente lo que el terrorismo busca y espera. Vencer definitivamente este flagelo, es un imperativo nacional. Ojal谩 sea punto para el Per煤.