¿Cuándo comprenderán los funcionarios del MEF los altos beneficios que otorgan las zonas francas (ZF)?
Cuando se encuentra en el mercado un par de zapatos provenientes de Asia, digamos a 20 soles que se adquieren por baratos, se está produciendo un comercio totalmente asimétrico, pues estos productos vienen de alguna zona franca donde no tributan y compiten aquí con quienes sí pagan impuestos. Por lo tanto, las zapaterías de Trujillo, por ejemplo, solo sobreviven o van a la quiebra y multiplican el desempleo.
Lo mismo sucede con textiles y muchos otros productos, y nuestros burócratas dorados no entienden aún esta nueva forma de competencia con bienes provenientes de ZF y solo ponen la otra mejilla a un comercio desequilibrado. El libre mercado evoluciona y se deben limar las asimetrías no con barreras o prohibiciones, sino compitiendo desde propios enclaves económicos donde hoy el Perú está completamente rezagado.
Muchos países entendieron rápidamente esta nueva forma de competencia económica mundial; los asiáticos llevan la delantera e iniciativa en el fomento a la inversión extranjera directa (IED) y con ello la creación de empleos. Latinoamérica, con más de 800 ZF, genera alrededor de 3.2 millones de empleos y exporta 64 mil millones de dólares en un escenario donde República Dominicana tiene más de 200 ZF, Colombia 124, Honduras 151, Costa Rica 55 y el Perú solo cuatro en funcionamiento, de ocho.
El caso de Costa Rica es extraordinario. Un pequeño país de 51 mil km2, más pequeño que el departamento de Arequipa, con algo más de 5 millones de habitantes, exporta más de 10 mil millones de dólares desde sus ZF. El Coyol, una de ellas, cobija empresas de corte mundial: Abbot, Bayer, Phillips, Medtronic, líder mundial en tecnología médica; también está en Costa Rica Intel, transnacional líder en microprocesadores. Generan 184 mil empleos directos y mucha transferencia tecnológica. Sana envidia.
Perú es un exportador ínfimo con menos de 100 millones desde sus cuatro ZF en funcionamiento: Tacna, Ilo, Matarani y Paita, y su contribución laboral no alcanza los 3 mil empleos. No existe una política de promoción y este gobierno es ambivalente respecto de la creación de nuevas zonas francas que atraigan inversión extranjera directa.
Hace unas semanas, el Congreso de la República remitió la autógrafa de la Ley 31407 de la ZF de Chimbote (ZofraChimbote) modificada, para su promulgación por el Ejecutivo. Grande fue la sorpresa para Áncash, que paralelamente al ofrecimiento de zonas equivalentes para Chancay y alrededores, la presidenta la observó con argumentos insustanciales que reflejan desconocimiento o mal asesoramiento.
Una nueva ZF, señores del MEF, no disminuye la recaudación, pues simplemente estas no existen y de nada, nada disminuye. Una nueva ZF atrae inversiones extranjeras directas y genera empleos duraderos para los jóvenes que buscan oportunidades, provee transferencia tecnológica para los parques científicos y tecnológicos, encadena circuitos productivos y construye polos industriales de desarrollo más allá de Lima, que es lo que el Perú necesita. En el caso de Chimbote será el Congreso quien promulgue esta ley por insistencia ante la persistencia ejecutiva de negarle por segunda vez esta oportunidad a Chimbote y Áncash.
Mientras tanto, MEF “avive el seso y despierte…”.