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5 de junio de 2024

De partidos políticos y movimientos regionales (Expreso)

 En un país históricamente caudillista la mejor forma de hacer crecer la prole fue permitir el crecimiento desmedido de organizaciones políticas sean partidos nacionales o movimientos regionales, que alguna vez llegaron hasta el nivel distrital y que hoy el Congreso de la República busca eliminar en una siguiente legislatura.

Como en toda obra humana, hay movimientos regionales buenos y hay una gran mayoría que son muy malos. Algunos que pueden ser alternativa de solución a las necesidades de la población, conformados por personas capaces, comprometidas y con ideales de servicio, pero otros se han constituido una verdadera fábrica de frustraciones colectivas, un fiasco con una legión de gobernadores y alcaldes prófugos o perseguidos.

“Manos Limpias” por mencionar alguno de ellos, fue un movimiento regional lambayecano, que con nombre sugestivo captó la atención de un pueblo harto de los estafadores políticos que siempre prometían aquello que no pudieron cumplir. Ganaron las elecciones se supone con las manos limpias y asumieron el poder democráticamente para luego traicionar a su pueblo y desfalcarlo. Era patético ver por los medios de prensa como la fiscalía encontraba maletines llenos de millones de soles en los domicilios de sus autoridades. Ahí, estaban sustraídas las necesidades y esperanzas de todo un pueblo. Así como “Manos “Limpias” hay decenas de ellos.

En algunas regiones aparecieron lo que se podrían llamar, “firmas políticas”. Es decir, grupos que invierten en crear un movimiento, invierten luego en campaña, ganan la alcaldía o gobierno regional y se “cobran con creces” del dinero del pueblo. Y la población sigue viviendo como hace 50 años. Como diría Martínez Morosini: “y aquí no pasa nada” pues la tardía reacción del Estado solo conduce a que abunden prófugos de la justicia.

¿Qué pasó realmente para llegar a esta situación? Hay un conjunto de factores que los llamados reformólogos y analistas no lo contemplan. Para mencionar solo una, si de un lado los partidos nacionales son alcanzados por la corrupción, la distancia más corta entre las economías ilegales corruptoras y el poder, son muchas de estas frágiles organizaciones políticas que nacen, acceden al poder y luego desaparecen no solo con el dinero del pueblo sino también con sus pocas esperanzas, ante la pasividad de los órganos de control.

La acción de control que difícilmente llega a todos los partidos nacionales, es peor a nivel regional y si la libertad de acción no es bien entendida, se convierte en discrecionalidad y emergerán los clanes, que llevaron en algunos casos al sicariato político. Ello, lamentablemente atrae a personas que prefieren el atajo para alcanzar sus sueños, antes que una formal militancia en una organización que busque permanencia en el tiempo.

Si el paso dado por el Congreso fuese a ratificarse en la siguiente legislatura, deberán hilar fino en las atribuciones y exigencias a los partidos políticos nacionales que hoy bordean la treintena, pero escasamente cubren el territorio nacional. De otro lado decir que la descentralización va a ser conculcada por falta de movimientos regionales no es cierto. La descentralización inconclusa se deriva de la mala gestión. Es penoso decirlo, pero la proliferación de organizaciones políticas y el crecimiento presupuestal por canon, principalmente, han ido de la mano, pero no de la del pueblo.