Cuando se critica al llamado socialismo del siglo XXI sus escuderos suelen acusar de supuestas operaciones de descrédito por cuestiones ideológicas entonces se atrincheran en paralogismos y rehuyen el tema de fondo.
El asunto es muy simple: el marxismo en cualquiera de sus versiones de socialismo y comunismo –utópico– es un rotundo fracaso político y socioeconómico y un gran nutridor de cementerios o la causa de millones de exiliados que huyen buscando sobrevivir; es entonces necesario analizar el porqué, antes que esconderse en sofismas y seguir estafando con impunidad.