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4 de mayo de 2012

Los niños en la estrategia del terrorismo


No caben dudas que los terroristas siguen un proyecto sostenido adaptándose y utilizando las libertades que brinda la democracia para lavarse la cara y  continuar sus andanzas. No hay escarmiento ni contrición.  Por el contrario, hay una mayor dosis de descaro y un consecuente envalentonamiento frente a la sociedad peruana, sus autoridades y el estado de derecho. La intentona del llamado Movadef, las peripecias del “emerretista” Wilfredo Saavedra en Cajamarca, o el reciente secuestro en Kepashiato, son perlas que grafican lo anterior.

Pero hay muchas más. De todas, la más delicada es la tenebrosa estrategia terrorista orientada a la captación ideológica de niños, que sin límites van desde el secuestro y adoctrinamiento en las selvas del VRAE, hasta la soterrada y no menos infame campaña en las aulas de colegios con profesores ex reos terroristas y ediciones de libros mentirosos de pura apología al terrorismo.

“No hay terrorismo”, claman algunos expertos. No se sabe si lo hacen por ingenuidad o por un modelo mental que no les permite percibir la metamorfosis  terrorista desde aquel de las décadas finales del siglo pasado y este neoterrorismo que combina acciones militares en el VRAE en contubernio con el narcotráfico, con acciones legalistas, políticas, sociales y sicosociales en el marco democrático del cual se sirven y al cual siempre buscarán petardear. O quizá lo digan por simple conveniencia de fines maliciosos que no están a la vista.

Sirven de muy poco  las propuestas de la Convención sobre los Derechos del Niño, o los Objetivos del Milenio en relación a los niños si al final caerán en las garras tóxicas de organizaciones que se sirven de su fragilidad y vulnerabilidad para inocularles el veneno de la lucha de clases o cualquier otra forma de violencia como parte de su formación o deformación. Las metas y propósitos del Plan Bicentenario de erradicación de la desnutrición, el analfabetismo y la mortalidad infantil, pueden ser literalmente pueriles si estos niños sucumben mentalmente a la ideología de la violencia y la muerte que proponen las organizaciones terroristas inefables.

Tan brutal como arrasar Lucanamarca o Soras, es atropellar la mente de los niños en una muy bien montada estrategia que se expresa en ingresar y mantener profesores ex sentenciados por terrorismo en el magisterio ante la lenidad del Ministerio de Educación; lo que significaría que hay niveles de complicidad en algún rincón, con terroristas o prototerroristas agazapados favoreciendo acciones en provecho de sus mentores. De igual gravedad, es la edición y publicación de textos escolares donde las organizaciones terroristas son poco menos que benefactores de los pobres. Las excusas de una editorial suenan a llanto por pérdidas económicas y muy lejos de un compromiso por la niñez y juventud. El perjuicio está hecho.

La osadía es grande y no empezó el presente año. A la par, no hay forma de neutralizar totalmente los libelos difundidos desde hace mucho tiempo, pues habrán sido multiplicados utilizando seguramente las propias fotocopiadoras del magisterio o los medios electrónicos del FITEL pues se aprovechan de nuestra indolencia. Las excusas simples no deberían ser aceptadas por el Perú es decir, por el gobierno que nos representa. Deberían exigirse desagravios y compensaciones como también acciones de control de daños por cuenta del Ministerio de Educación que incluya el cese de los “maestros terroristas” y la detección de los tontos útiles embozados.

Además, se debe adaptar la legislación contra estas nuevas formas de sembrar terrorismo. El terrorismo está trabajando a largo plazo y en esta dimensión nuestras capacidades como estado siempre fueron limitadas. La legislación contra terrorista que fue prácticamente demolida en lugar de ser perfeccionada, hoy debe adaptarse a las nuevas jugadas que se plantean con procedimientos diferentes pero con la misma finalidad.  No nos equivoquemos, el terrorismo continúa con diferente máscara. Que tampoco nos engañen.

Los niños con su inocencia para jugar y aprender absorbiendo conocimientos, son el futuro del Perú, merecen por ello los mejores esfuerzos de la política. No bastan solo los programas sociales que siendo buenos son insuficientes. Karl Menninger un sicoanalista, planteó: “lo que se les dé a los niños, los niños le darán a la sociedad”. Niños adoctrinados en violencia, harán del Perú del futuro uno más violento. Frenemos esta pérfida estrategia neoterrorista en todos sus niveles.