¿Cómo se puede explicar que chalecos que cuestan 800 dólares en promedio en el mercado, puedan costar ensamblados en el Perú, 357.00 dólares en promedio y alguno grite ¡Corrupción!? Simplemente intereses de alguien que puede perder un negocio de alrededor de 5 millones de dólares, y no le importa que se puedan producir en el Perú más baratos, con transferencia de tecnología ISO 9001, con la posibilidad de cesión de patentes y con la más alta certificación en el mundo: NIJ 6. Israel que también produce este tipo de chalecos, solo tiene certificación equivalente al NIJ 5. No llega a tener el último, que si tienen los adquiridos en convenio con una empresa americana. Además de una póliza de seguro por más de 25 millones de dólares en caso fallen.
El Ejercito del Perú tiene talleres implementados por PNUD totalmente ociosos pero con capacidad para ensamblar chalecos y abaratar costos a menos de la mitad del original. Eso es lo que tiene que hacerse cuando los presupuestos son exiguos sin sacrificar la calidad. Por ello se buscó un convenio con una de las dos mejores empresas en su rubro en el mundo, con cláusulas explicitas anticorrupción.
Para quienes no conocen, mucho de chalecos, existen varios niveles de protección. El IIIA, es el estándar en el mundo militar o policial y viene con bolsillos donde se pueden colocar placas de diverso tipo y convertirse en III o eventualmente en IV. No se usan placas de acero como alguno sugiere. El empleo de chalecos es una decisión táctica.
Los chalecos III y IV pesan alrededor de 12 kilos por lo tanto no son recomendables para patrullas que deben ser altamente móviles, pues las tropas pierden capacidad de desplazamiento, que en la selva alta o cordillera es vital. Sí, se emplean, para tareas que no son dinámicas: centinelas, desplazamientos vehiculares, hombre en punta (que es rotativo), etc, que al final son las menos en el VRAE. Por ello la adquisición comprendía mil chalecos estándar y cien con placas. Totalmente razonable.
Los chalecos IIIA, resisten munición 9 mm parabellum (de guerra), es decir de pistolas, de metralleta uzi, mini y micro uzi, P5, esquirlas, escopetas, y hasta magnum 44, explosiones, etc., que tienen las fuerzas armadas, policiales y robadas, las tienen también los delincuentes terroristas.
En los últimos 25 años, nunca se compraron chalecos para los combatientes en zonas de emergencia, excepto para las fuerzas especiales y en muy pequeña cantidad. Es la primera vez que se intenta equiparlos mejor ante un pedido del comandante general del VRAE. Lo que si queda claro es que se debe apostar por la continuidad de los procesos y no frenarlos como hace siempre la burocracia.
Dos periodistas, de dos diarios diferentes y en el mismo día, publicaron inexactitudes lindantes con el ridículo. Usando las mismas palabras. ¿Alguien dicta que deben decir ciertos periodistas? Deberían aclarar cuáles son sus intereses o a quienes representan. Pero, no deben mentir pues flaco favor le hacen a la prensa y su labor informativa. La verdad siempre prevalece. Aquellos que gritan corrupción sin pruebas deberían ser más responsables consigo mismos y con la sociedad a quien informan. No todo está perdido.