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15 de febrero de 2011

Hacia un nuevo Ejército

Por: Otto Guibovich Arteaga

La revolución de la tecnologia de la informacion y las comunicaciones han cambiado el mundo y con ello a las sociedades. Esta situacion nos notifica de cambios indispensables en las organizaciones; particularmente en aquellas de carácter permanente que por serlo, suelen privilegiar el conservadurismo y mantener el status quo. Muy diferente, a cuanto sucede en las organizaciones con fines de lucro que desarrollan reflejos muy aptos al cambio. El Ejercito del Peru es una institucion permanente de la patria que nacio con ella y se ubica dentro de aquellas sin fines de lucro. Su desempeño no se mide en terminos de utilidades al final de un periodo, sino por la calidad del bien publico que provee que incluye el prestigo institucional como un activo importante en su credibilidad.

¿Qué es un Ejército?

Un ejército es una conjunción de tres subsistemas básicos: físico, conceptual y moral. En el primero se enmarcan los valiosos recursos humanos que ceden importantes derechos para adquirir un gran privilegio: servir al Peru ininterrumpidamente y emplear las armas en su nombre. El componente fisico incluye las armas o herramientas necesarias para cumplir ese servicio. El segundo componente, el conceptual, nos enseña como emplear los Recursos Humanos enmarcados en compañías, unidades, grandes unidades, divisiones de ejército, etc. y la forma como estos deber usar las herramientas sean estas tangibles o intangibles; la doctrina, los principios, procedimientos tacticos o la estrategia, etc., conforman este indispensable subsistema. El tercer componente es el Moral. Napoleón aseveraba que la moral es a lo físico como tres es a uno. Esta ecuación napoleónica distingue dos acepciones para definir moral en la cultura militar. La primera se refiere a esa fuerza espiritual capaz de mover a un individuo o a un colectivo más allá de aquello que la lógica simple espera o recomienda. El estoicismo, el coraje, el valor, son sólo expresiones de lo que la moral significa como fuerza interior. La mente domina al cuerpo, puede ser una sintesis de lo anterior. Una segunda acepción está ligada al bien actuar que por cierto tambien es un intangible ligado a lo espiritual pero en relación a la conducta, es decir a la observancia de leyes y normas que permiten la preservación de la institucionalidad y el crecimiento de la organización. Colegimos que los tres subsistemas son muy importantes, pero no caben dudas que este último es vital.

La Sociedad en el Siglo XXI

El ejército es sólo una expresión organizada de un segmento de la sociedad con fines y propósitos de seguridad y defensa a la nación, establecidos en la constitucion y las leyes. Por ello, no puede desligarse de la evolución de la sociedad a la cual sirve.

Esta sociedad del siglo XXI difiere largamente de aquella del siglo pasado. Impactada por la revolución de la tecnología de la información, hoy la sociedad es ampliamente más informada y a su vez demanda más información. El centro de gravedad del poder ya no se concentra exclusivamente en las elites, sino que se haya muy disperso en la sociedad, si aceptamos la premisa que la información da poder. Esta situacion por cierto apunta hacia una mayor desacralizacion de la autoridad. Igualmente, hoy la población es mucho más sensible a la nocion de derechos y cuenta para su cumplimiento con fueros más allá del alcance del propio estado, que sin dudas reduce en parte el concepto historico de soberania. La sociedad en general hoy demanda más y más seguridad, pues los amenazas también han evolucionado y estas amenazas emergentes tienen como común denominador el encontrarse incrustadas en el seno mismo de la población y por no conocer fronteras.

Por cierto la sociedad actual demanda mejores resultados por los presupuestos asignados y un marco de mayor de transparencias en las acciones. Ello ya no es novedad y los mecanismos de control se multiplican mas rapidamente que la cultura de mejor desempeño y mayor transparencia.
Son estos algunos rasgos que exigen respuestas en las instituciones que tienen por misión servir a la patria, particularmente en el ejército, que por su despliegue estratégico y táctico tiene una enorme participación en la seguridad y defensa, pero también en la forja y fortalecimiento de la identidad nacional.

Visión del Ejército en el Nuevo Siglo.

El primer gran problema que debe solucionarse cuando se pretende algún proceso de cambio en una organización sin fines de lucro como el ejército, es la falta de continuidad, pues se entiende que cualquier intento de cambio que incluye reajustes en la propia cultura organizacinal, demanda tiempo. La solucion la encontramos en el Consejo de Generales o Consejo Superior integradas por el comandante general y todos los generales de division. Asi, todos los acuerdos trascendentes al futuro del ejercito se adoptan colectivamente y se genera el compromiso de los integrantes a sostener en el tiempo las decisiones adoptadas. No esta demas remarcar que en una institucion armada el cumplimiento estricto de las tareas operativas requiere verticalidad en las decisiones y ordenes, su gestion en tiempo de paz da margenes para una administracion mas corporativa.

El consejo de generales, coincidió que la visión institucional con miras al Bicentenario de Proclamación de la Independencia Nacional apunta hacia un Ejercito disuasivo, altamente especializado, reconocido, respetado e integrado a la sociedad.

La alta especialización supone reducir el “todismo” y que cada individuo, grupo, arma o especialidad, etc. se conviertan en verdaderos maestros en su específico tema sin perder la versatilidad o flexibilidad de adaptación a los escenarios cambiantes. La complejidad de las amenazas, la incertidumbre de los escenarios, los cambios constantes, demandan un mayor y más profundo conocimiento del quehacer de cada uno. Esta cambiante situación demanda otro perfil del oficial, suboficial y soldado. Requerimos personas con mayor pensamiento critico, mayor capacidad de analisis, mayor capacidad prospectiva, más adaptativas al entorno en permanente cambio. Todo lo anterior podría resumirse en que cambiar es un imperativo categórico y para cambiar hay que conocer, por lo tanto el cambio está en el conocimiento. La dicotomia entre alta especializacion que exija ser maestros en lo suyo y la capacidad adaptativa a diversos escenarios, que demanda versatilidad, imponen una reforma educativa.

La capacidad disuasiva, no debe confundirse con capacidad agresora. La disuasión consiste con desanimar a cualquier potencial adversario de iniciar una aventura armada contra nuestro país. Una cualidad indispensable en esta materia es la credibilidad en nuestra capacidad de respuesta y el premio mayor es la paz. Si algún indicador hubiéramos de tomar para determinar en los casi 200 años republicanos, cuantas veces fuimos disuasivos, deberíamos referirnos a la cantidad de veces que fuimos agredidos en los casi 360 grados.


La disuasión siempre será necesaria por más democráticos que seamos o lo sean nuestros vecinos. La democracia como forma de vida tiene fortalezas y debilidades. La alternancia en el poder vía elecciones, siendo una cualidad o fortaleza democrática puede convertirse al mismo tiempo en una debilidad y un país que quiere ser democrático, puede caer en las garras del extremismo o lo pueden hacer nuestros vecinos. Ejemplos no faltan. Por ello la importancia de ser disuasivos y tener una fuerza siempre lista. Si estamos preparados para una contingencia mayor, lo estaremos para una menor; ergo, los desastres naturales o conflictos internos podrán ser mejor administrados.

Por cierto, para ser una fuerza disuasiva en este siglo hay que modernizarse y transformarse. La adquisición de nueva tecnología, la reforma educativa, la integración satelital, el reposicionamiento en la sociedad, para ser reconocida y respetada, etc., responden en parte, por lo primero. El tipo de ejército que requerimos (cualitativamente mejor, cuantitativamente menor) con menor rotación de efectivos, con tropas especialistas, con un sólido sistema de reservas, con nuevas brigadas técnicas, con un Estado Mayor mirando a largo plazo, con un sistema de Doctrina que recoja las lecciones aprendidas, en resumen con una estructura diferente y un mejor despliegue táctico y estratégico, definen en parte lo segundo.

Tenemos que asimilar progresivamente que los escenarios inciertos plantean desafíos a la esencia misma de la lógica militar tradicional que cada vez resulta menos útil por desadaptación. El liderazgo militar del presente siglo debe ser innovador y no aceptar la doctrina vigente como sacra, sino que del análisis crítico obtener una síntesis validable en el terreno. No sólo leer que dicen los autores importantes, sino que dice uno mismo en contraste con los gurús. Esta es la mente crítica a desarrollarse en los nuevos cuadros que permitirá una mejora continua y no por saltos.

El nuevo ejército del Perú se irá construyendo de a pocos, sobre la base de un reajuste en su cultura organizacional, que privilegie lo importante y deseche lo prosaico. Es importante y sustantivo la capacitación, por ello la reforma educativa es cambio y base para el cambio.