El neosenderismo con tácticas huelguistas desarrolló su más audaz "puesta en escena" ante la descoordinación y casi abulia de quienes no parecen entender que se cocina tras bambalinas, permitiendo el desborde sin ponderar las intenciones y riesgos que se cierne sobre el futuro del país.
Desde su captura, la cúpula terrorista de Sendero Luminoso aplicó un plan de contingencia de tipo legal, ideológico y político dejando remanentes armados en la selva central aparentemente desconectados. La batalla legal en venganza y para transferir más aún la carga de su responsabilidad a las fuerzas del orden a la par de buscar la libertad de sus cabecillas. Las otras dos siguiendo los dictados de (a) Gonzalo para mantener vivo el partido y superar el recodo en ruta al poder.
Así, intensificaron la concienciación en universidades, infiltraron sindicatos, crearon organismos de siglas raras y hoy con discurso celestial fingen reivindicar a profesores y médicos.
La cristalización en química, es un proceso que purifica una sustancia hasta volverla nítida. El extremismo entiende por cristalización ideológica al proceso de concienciación para crear en sus seguidores las “condiciones subjetivas” o de convicción que permita luego explotar las “condiciones objetivas” del débil estado (envuelto en corrupción, impunidad, divisionismo, improvisación, etc.) para la captura del poder. Años atrás este proceso implicaba sangrientas Guerras Revolucionarias
Hoy algunas cosas cambiaron y la Guerra Revolucionaria puede ser inútil si el poder se puede capturar sin fusiles ni bombas. Un ejemplo vívido es Venezuela donde lo objetivo y subjetivo hicieron sinergia a fines del siglo pasado y el poder fue capturado empleando una de las armas de la propia democracia: las elecciones. Una vez en el poder cambiaron de constitución y he ahí una nación capturada por el comunismo extremista. La democracia venezolana claudicó inconscientemente.
Hay que mirarse en el espejo venezolano con agudeza de sentidos pues no hay opción para más ensayos. Aquello, no fue algo súbito sino el desenlace de un proceso de descomposición principalmente moral de muchas décadas donde su bipartidismo se turnaba en el poder mientras la gente se preguntaba ¿Dónde está el dinero?, entiéndase las ingentes sumas que el petróleo producía mientras nuevas castas de millonarios podridos crecían como hongos y la pobreza extrema corroía hasta que les llegó la alternativa del diablo.
Veamos el caso de Colombia que aparentemente va en rumbo de concordia y lo cierto es que paso a paso puede ir en la dirección venezolana. La Guerra Revolucionaria de las FARC fracasó por la resistencia de un sistema democrático inclaudicable que hoy se divide y tiene un futuro complicado. Las FARC han depuesto las armas a cambio de lo que no lograron en 50 años de guerrillas y se aprestan a buscar el poder usando la democracia y en algunos años Colombia podría estrenar “dictadura de peluche” como ha llamado el expresidente Uribe a los procesos de captura del poder con guante blanco para quedarse con él.
Celebrar elecciones sucesivas y ejercer el voto como expresión de democracia se aplaude en Perú sin reparar que ello no garantiza la solidez ni continuidad del sistema. La alternancia electoral que es una fortaleza de la democracia, al mismo tiempo puede ser una debilidad en el sentido que huestes con capacidad de enmascaramiento político y alta dosis de hipocresía también política, pueden acceder al poder, adueñarse del mismo e implantar la “república popular de nueva democracia”. El sueño terrorista del millón de muertos.
En las circunstancias actuales, cualquier político extremista que enarbole banderas jacobinas contra la corrupción proponiendo pena de muerte para quienes le roban al país (presidentes, jueces, fiscales, funcionarios en general, etc) obtendría millones de seguidores pues hay nauseas por la corrupción y por la casi indiferencia por combatirla de raíz con la firmeza que el momento demanda, tornándose en un dañino caldo de cultivo.
La clase política tiene ineludiblemente que dar el ejemplo. Si desde la cúspide se roba o trafica, se abren puertas para la corrupción en serie destruyendo la moral, las instituciones, la fe en el sistema y agudiza la pobreza y las contradicciones. No demos por sentado que nuestra democracia, como va, será infinita.
Las soluciones mágicas, fáciles de ofrecer, no cuestan esfuerzo ni rubor en tiempos de posverdad. El terrorismo no cejará en sus intentos de captura del poder y puede combinar acciones violentas y usar la democracia que le regala espacios. Si no hay reacción, el país puede convertirse en “Perúzuela” algo nada utópico si seguimos como el cangrejo y la población es empujada a buscar alternativas extremas. Hay que tomar conciencia que no todo está ganado y que la claudicación inconsciente se descubre demasiado tarde.