La estrategia de Destrucción Mutua Asegurada (Mutually Assured Destruction, MAD por su sigla en Inglés), apareció cuando dos potencias EEUU y la Unión Soviética dueños de arsenales nucleares concluyeron que una conflagración de este tipo solo podía ser total, es decir cualquiera que la inicie no podía dosificarla, sino masificarla o lo haría el otro.
Concluyeron también que en un enfrentamiento nuclear nadie puede lograr su objetivo político. En cualquier escenario pierden los tres. Los dos en conflicto y acabar con el tercero: el mundo. Todos pierden y nadie gana. Hubo una tensión permanente pero nadie pulsó el botón rojo.
En la política doméstica, los primeros gestos entre el novísimo gobierno y la mayoría opositora en el congreso, insinúan que los dos grupos políticos que compitieron en la segunda vuelta estarían en rumbo de colisión MAD, donde perderían igualmente los tres.
El Ejecutivo no podría gobernar y modernizar el Perú, con sus decenas de tareas, que es su objetivo político central. Pero de continuar en el mismo rumbo FP también va camino a la destrucción de sus posibilidades futuras de ser alternativa creíble de gobierno. En una democracia con partidos desestructurados que dos partidos fracasen, no sería el fin del mundo.
Lo grave ciertamente es que el tercer gran perdedor sería el Perú. Ni bajaríamos la anemia que se dispara, ni se generarían inversiones y empleos, ni los grandes proyectos trabados podrían fluir es decir navegaríamos una continuidad del gobierno saliente. Y el gravísimo riesgo político que en 2021 pueda el Perú caer nuevamente en manos aventureras.
En las décadas de estrategia MAD, triunfó la inteligencia humana. A pesar de la mutua aversión se conciliaron protocolos mínimos q hizo viable una “concordia” llamada Guerra Fría. Ni el capitalismo más emblemático representado por EEUU ni la primera sociedad comunista a ultranza de la URSS estuvieron dispuestos al juego de la mutuadestrucción a pesar de sus enormes diferencias
¿Cuáles son las diferencias insalvables entre los planes de FP y PPK?. No las hay. Sus planes son similares en objetivos y pueden diferir en las estrategias (como). Ambos apuntan a lo mismo: reducir la pobreza, combatir el crimen, promover la inversión, el empleo, salud, educación de calidad, infraestructura, ingresar al OCDE, etc. de cara al bicentenario.
Si esto es así, el peligro mayor puede radicar en la inteligencia política de algunos líderes en ambos grupos para asumir su rol. Ambos grupos políticos deben entender su responsabilidad actual y pensar en el 2021 también con responsabilidad.
Empiecen entendiendo señores de PPK y FP la razón por la cual ingresaron a la vida política del país. ¿Para satisfacer egos?, para mostrar los dientes o ¿lanzar palabras con honda?. Si entraron a la política para servir, sirvan y la constitución es muy clara en los roles de cada poder.
Si van a modificar la Constitución para crear la Procuraduría General de la República como órgano autónomo del estado, créese también el Consejo de Estado para diseñar y ejecutar políticas de estado que tanta falta hacen. Un Consejo con atribuciones claras y no optativas que ayude a caminar en el mismo rumbo. Denle vida al Acuerdo Nacional y así como estos hay muchos temas en los que debe primar el sentido común por un Perú mejor.
Estamos frente a una oportunidad dorada para el país que puede irse por la borda por asuntos fundamentalmente emocionales. Como dijo un experimentado congresista, ¡basta de niñerías!.
La presidenta del Congreso Luz Salgado y el Premier Fernando Zavala tienen la responsabilidad histórica de señalar el camino a seguir en este primer tramo. Una Agenda Perú con visión compartida es fundamental y ello a la mexicana, que nazca de un acuerdo político de los partidos representados en el congreso.
¿Es mucho pedir?. No, si pensamos primero en el Perú. Y los políticos que ponen primero al Perú merecen ser llamados parte de una Clase Política muy esquiva en casi doscientos años. Los que no ponen al Perú primero y anteponen sus intereses personales o de grupo son simples comistrajos humanos como diría José Ingenieros en El Hombre Mediocre. ¡A trabajar por el Perú!