Si la alternancia en el poder es una fortaleza de la democracia, nuestra propia institucionalidad puede convertirla en debilidad en razón que vía elecciones hoy cualquiera puede acceder al poder y desde ahí perpetrar lo que no pudo hacer desde el llano. Algunos gobiernos regionales dan cuenta de ello.
El riesgo económico preocupa a todos los peruanos pues luego de ser envidia de muchos, el retroceso reciente ha sacudido las expectativas y desde el MEF se ensayen correctivos. Sin embargo, la mayor preocupación que debe concernir a los peruanos es el político y entendamos porqué.
El marxismo plantea dos categorías para caracterizar a una sociedad en relación a la guerra revolucionaria y toma del poder: las condiciones objetivas y las subjetivas. Condiciones objetivas son hechos sociopolíticos como pobreza, desempleo, corrupción, injusticia, vacío de poder, fragilidad de la autoridad, desgobierno y otras que generen fuertes contradicciones y desunión, desesperanza, desafección. La segunda se refiere a la toma de conciencia de la situación imperante y convicción de involucrarse en la lucha para revertirla.
Es improbable que aparezca otro Sendero Luminoso de similares características y busquen el poder asesinando compatriotas, pero si es posible que estas condiciones anómicas fomenten la aparición de radicalismos que aprovechen los desajustes y escándalos que sacuden la sociedad para arrumbar a la democracia. Veamos algunas de esas "condiciones objetivas":
1. Descentralización de la corrupción. Si antes en Lima se veían o leían escandalosos casos de corrupción, hoy extasía verlos a nivel nacional. Los montos y métodos, hacen palidecer lo conocido, gracias al crecimiento presupuestal y vesania de los perpetradores.
2. Fragilidad institucional. Que sin duda empieza en las personas que dan forma a las instituciones. De todas, la más sensible es la del poder judicial y el ministerio público que junto con la policía son los tres pilares fundamentales del combate al crimen.
3. Política sin partidos políticos. Donde los "vientre de alquiler" permiten que advenedizos y de pocos escrúpulos, busquen el poder a cualquier costo. La política sin ética, donde el que puede, puede. Típica filosofía “combi” donde, salvo el poder todo es ilusión.
4. Narcotráfico. Que sigue perforando el estado valiéndose de las flaquezas de la democracia, como lo hizo el terrorismo. Con el narcotráfico llegó el “sicariato” y ajuste de cuentas, que peligrosamente se emplea también para deshacerse de críticos o rivales políticos.
5. El Congreso. Que lejos de ser el sínodo o directorio de la patria, balance de poderes y génesis de la estructura legal que da vida al estado, es en sí mismo un gran problema. La disolución del congreso por el expresidente Fujimori, le mereció el 90% de respaldo nacional y es muy difícil decir cual es peor.
6. Debilidad de autoridad. Los poderes fundamentales caminan rutas paralelas y hasta divergentes. Las políticas del ejecutivo colisionan con decisiones judiciales. Dos ejemplos: un juez dispuso que terroristas de una cárcel especial, pasen a cárceles comunes, burlando el esfuerzo del ejecutivo. O el emblemático caso Conga que cuando el ejecutivo declaró el estado de emergencia, el caudillo local organizó marchas violando la constitución e hiriendo mortalmente la autoridad, sin que nadie se inmute.
En este escenario, crece cual bola de nieve la desconfianza en la política mendaz, en los políticos sin contornos morales, en la autoridad dañada, en las instituciones que crujen por falta de sustento. No hay respeto por el policía o algunos de ellos integran bandas contra la sociedad, congresistas que sustraen el sueldo a sus trabajadores o protegen y ponen las manos al fuego por delincuentes. Y más.
Hay hartazgo por los políticos de siempre y los peregrinos que juegan a ser la clase política peruana. No hay crédito por esa “minoría ilustre” que decide el futuro de la mayoría. He ahí los riesgos de la democracia que no necesita un golpe de estado para sucumbir. Riesgos de un sistema en permanente transición y acaso reconstrucción luego de cada experimento.
Si un candidato radical, carismático, lenguaraz, vendedor de imagen y con mucho dinero proveniente de universidades o narcotráfico (casi da igual), ofreciese a los votantes cerrar el congreso, revolucionar el poder judicial, cárcel para fiscales y jueces corruptos, pena de muerte a violadores, cadena perpetua para choferes asesinos, bajar el sueldo a ministros y congresistas, quizá salga en hombros y elegido en primera vuelta.
La democracia probadamente es fuente de desarrollo y por ello un bien que debe ser cuidado a pesar de las flaquezas, que como todo sistema político tiene. Estableció el genial Winston Churchill: "La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás". Si el componente politico colapsa, lo economico y social carecen de horizonte.