Si alguien imaginó que con el colapso de la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas (URSS), Rusia desecharía su rol protagónico mundial y que facilmente seria controlada desde occidente, seguramente se equivocó.
El imperio ruso desde el siglo XVIII, como toda potencia siempre buscó tener alcance al menos a dos mares y comprendía áreas que hoy constituyen países independientes como Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, parte de Polonia, por cierto Crimea y otros.
Crimea rusa fue heredada por la URSS y cedida administrativamente a Ucrania desde el Kremlin por Nikita Kruschev, quien fue gobernador o secretario del partido por más de diez años en esa republica; como bálsamo por el daño causado por Stalin. La cesión fue en términos de "adminístrala tú" y no de "te la regalo y si te vas llévatela". Total, en esas épocas todo podía hacerse y la implosión soviética era impensada.
Esta península en el Mar Negro siempre fue clave para Rusia y lo sigue siendo con miembros de la OTAN en el vecindario. Su ubicación le permite conectarse al Mediterráneo, África y a través del canal de Suez al Océano Indico. Una flota estratégica necesita espacio marítimo y el Bósforo le permite salida y espacio para ejercer su poder naval.
Rusia tiene otros puertos en el Mar Báltico y el Pacifico. El primero no le es gravitante por sus aguas poco profundas, el congelamiento durante largos meses del año y la saturada presencia de otras armadas en poco espacio. Vladivostok su gran puerto en el Pacífico es cada vez más importante pero en Asia, Rusia no tiene los apremios que en occidente. Pero es Sebastopol en Crimea, un puerto estratégico por el que Rusia daría la vida.
Caída la URSS, Ucrania tenía en su territorio un inmenso arsenal atómico. Decidió no ser potencia nuclear y acordó devolver a Rusia, heredera mayor de la URSS, aproximadamente 1,900 cabezas nucleares para ser desmanteladas por un acuerdo conjunto con Rusia, EEUU y Gran Bretaña.
A cambio Ucrania consiguió la firma de un Memorándum en Budapest, obligando el respeto a su integridad territorial. Este es uno de los argumentos que hoy esgrime occidente para denunciar violación de acuerdos. Ucrania siempre asumió que Crimea era suya por voluntad y obra de Kruschev.
Si occidente acusa a Rusia de violación de leyes internacionales, esta le enrostra que el caso Kosovo es un antecedente válido, idéntico al hoy adoptado por Crimea.
En efecto Kosovo, provincia Serbia con población mayormente albana, decidió de manera unilateral su independencia en 2008. EEUU y la Unión Europea, no solo apoyaron sino que promovieron esta decisión, ante la advertencia de Rusia, España y otros países con problemas secesionistas equivalentes.
El caso llegó a la ONU y a la Corte Internacional, definida por los interesados como “especial” o “única”. Ya vemos que no era única ni especial y con este precedente Rusia considera que occidente no tiene asidero moral para retarla por Crimea, confirmando el precario liderazgo de estos tiempos que hacen añorar un Churchill o un Kennedy.
Contrariamente Putin demuestra como en el caso sirio, un mejor manejo del tejido de intereses internacionales y en diversas instancias se le reconoce su mejor liderazgo global, otrora patrimonio de personajes de occidente. Obama no las trae todas consigo en los desafíos globales.
Si este es el escenario añejo y reciente, ¿Que se juega realmente entre occidente y Rusia?
En el fondo continua la carrera geopolítica que busca disponer de más y mejores espacios para el ejercicio del poder. Fresca está la contienda silenciosa entre OTAN y el Pacto de Varsovia. La OTAN supervive y el adversario se derrumbó. Los aliados de la ex URSS liderados por Rusia en la guerra fría, mayoritariamente han sido captados por occidente. Y Ucrania está en camino.
Rusia que peleó grandes guerras sobre su propio territorio, a diferencia de EEUU y pocos otros, ha tenido en Bielorrusia, Rumania, Lituania, Ucrania etc. países amortiguadores con occidente. Que Ucrania caiga en manos occidentales es un jaque al rey que Rusia recela.
La caída del ex presidente ucraniano (pro ruso) Yanukovich, quien frenó el acceso de la OTAN sobre Ucrania, fue precisamente por esa razón. Hoy, las puertas están abiertas y la situación económica difícil de la otrora industrializada Ucrania, la empuja aceleradamente a decisiones ante mejores perspectivas desde occidente.
La tensión va a continuar y lo que vemos hoy son signos de un resurgimiento del estado ruso. Ayer fueron Osetia del Sur y Abjasia en Georgia, hoy es Crimea y la serie puede continuar si consideramos los densos enclaves poblacionales rusos en otros estados independientes como Moldavia (Transnistria), la propia Ucrania (Lugansk, Donetsk), etc. En algunos lugares la población rusa bordea el 80%. No son problemas sencillos, por ello resulta poco inteligente el precedente de Kosovo.
En todo este tiempo Rusia no se durmió. Además de poseer las llaves de oleoductos y gasoductos que alimentan a varios países europeos, tiene acuerdos con China, India y otros países menores con capacidad nuclear. Su presencia global sigue siendo importante y su economía no anda mal.
El panorama mundial perfila la ruta a una nueva polarización y Rusia el inmenso país euroasiático, será protagonista no solo por poseer la más grande reserva de recursos naturales del mundo, sino por su disuasivo arsenal nuclear en un contexto donde la capacidad atómica ya no es patrimonio de tan pocos como en el siglo XX.