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23 de julio de 2012

Discurso por el aniversario patrio en la asociación de clubes departamentales


El Perú… es una república, con un gobierno representativo donde el poder reside en el pueblo. Somos una república democrática, independiente y soberana, según la constitución.

Todos aceptamos que somos libres y soberanos y que existimos como una república, pero pocas veces nos hemos preguntado ¿cómo es que llegamos a serlo si es que lo somos?

Hay un largo y complejo camino en la construcción del estado peruano y la peruanidad. camino, recorrido por peruanos superiores que arriesgaron su vida unos y la ofrendaron otros, para lograr que todo un pueblo 200 años más tarde pueda vivir sin dependencia de iniciativas ajenas, con capacidad para tomar nuestras propias decisiones y asumir sus consecuencias. Con problemas para entender los límites de la libertad y los riesgos que suponen el libertinaje, pero seguros que siempre serán menores que el riesgo de perderla.

La historia nos muestra con lecciones impresas muchas veces con sangre, el valor de la libertad para el crecimiento humano. Es que la libertad es consustancial al ser humano, sin libertad la condición humana se degrada a niveles de irracionalidad y es con libertad que se ha conquistado la luna y se propulsa las ciencias hacia su total esplendor. Es la libertad cotidiana  la que permite iniciativas que a su vez nos hacen desarrollar día a día. Es con libertad que la filosofía nos enseña a pensar y ser más libres. Es con libertad que nuestros límites solo los ponemos nosotros mismos. La libertad es un valor irreemplazable.  ¡Somos libres y seámoslo siempre!

Tan temprano como 1536, se dieron las primeras señales de lucha por la independencia, marco en el cual las libertades son posibles. Los peruanos nativos vieron con asombro, como una extraña cultura penetraba sus territorios. Esa diferencia de culturas que para algunos sería un choque de civilizaciones, supuso para los nativos creer que los hispanos eran mensajeros del dios wiracocha. pero, tras la muerte de Atahualpa y el ingreso español al cuzco, manco inca hermano menor de Huáscar y Atahualpa, entendió de que se trataba de dominación foránea e inicio una cruzada dolorosa que duro casi 4 décadas, donde él y sus hijos menores, lucharon incansablemente por liberarse y expulsarlos. Todos perdieron la vida y con el último de ellos, Túpac Amaru I, termino la dinastía gobernante inca, era un día del año 1572. Y ya lima tenía 37 años de fundada. Habían pasado 80 años desde que colon descubrió América. El Perú era ya una colonia súbdita de una monarquía.

la perdida de la libertad para los nativos peruanos, supuso también la perdida de propiedades, la expulsión de sus feudos, el hurto de sus enseres, la demolición de sus cultos, la imposición de ritos extraños, la violación de sus derechos. Los trabajos forzados en los socavones especialmente, cegaron la vida de millones de personas en 300 años. Hay pues una relación directa entre pérdida de libertad y la pérdida de derechos incluyendo el más importante de todos: el derecho a la vida.

En todo este tiempo, hubieron aspiraciones libertarias combinadas con posturas también resignadas y conformistas. El conformismo derivado de marcos legales de dominio que marcaba diferencia en el ser y el sentir de la vida. Un entorno en que el ser humano no era considerado igual sino que  habían superiores e inferiores.  Falto además, siempre un crisol donde se condensen los deseos y se conviertan en acciones. Recordemos que el virreinato del Perú era la plaza fuerte realista en el subcontinente. Las mayores y mejores fuerzas realistas estaban acantonadas en el Perú, lima era el centro del poder virreinal. Y la acción colonial era más fuerte en estas tierras. Había muy poco espacio para articular organizaciones sin ser advertidos y aplastados.

En 1780, José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, curaca de Tungasuka, Surimana y Pampamarca, descendiente del ultimo inca sapa o Túpac Amaru I, lidero la primera gran rebelión contra el estado de cosas. Túpac Amaru era un próspero comerciante y cacique con propiedades importantes que por herencia le correspondían. Su rebelión no era precisamente de corte independentista sino reivindicatorio ante los abusos de los corregidores. La rebelión al radicalizarse, adquirir características independentistas. Su esposa Micaela bastidas y sus hijos fueron ejecutados en la plaza de cuzco antes de ser el, horriblemente descuartizado.

Las huellas dejadas por este terrible acto contra él y su familia, motivo que diego Cristóbal Túpac Amaru, primo del cacique de Tungasuka, retome el liderazgo de la rebelión que se extendió por el Collao, donde luego Túpac Katari siguió los esfuerzos y se extendió hasta Jujuy en el virreinato del rio de la plata.  La rebelión de Túpac Amaru ii marcó el inicio de la etapa emancipadora en la historia de Perú. Fue sin duda una de las primeras chispas de la hoguera independentista.

Hubieron otros intentos que fueron aplacados hasta que en junio de 1811, francisco Antonio de Zela, dio el primer grito de libertad en Tacna donde organizo con fines específicamente independentistas, la toma de cuarteles  y la formación de la primera milicia para luchar por la libertad en el Perú. Dijo de Zela: “tacneños patriotas, llego la hora, ya somos libres”. Fue el primero que apelo al patriotismo y lo ligo con libertad. Fue el primer  grito de libertad en nuestras tierras. Han pasado 201 años de esta gesta, y es una asignatura pendiente de la sociedad peruana reconocer a quien debería ser considerado el padre de la independencia patria. De Zela tuvo una visión amplia que consideraba además del Perú, alianzas con movimientos libertarios rioplatenses para alcanzar la libertad de América. De Zela cayo prisionero, fue condenado a cárcel perpetua, confinado en el real Felipe primero  y luego enviado a Chagres en panamá donde falleció precisamente el 28 de julio de 1,821. Cuando se proclamaba formalmente la independencia del Perú. Él nunca lo supo. Honor y gloria para francisco Antonio de Zela, el organizador del primer Ejército del Perú en las pampas de Caramolle de la heroica Tacna.

Vinieron luego los hermanos Angulo y mateo Pumacahua, quienes lograron movilizar grandes poblaciones en pos de la libertad y proclamar la independencia de cuzco y Arequipa sucesivamente. Pero al final fueron vencidos y ajusticiados en Umachiri junto con mariano melgar. Con ello termino el esfuerzo autóctono por la libertad.  Y entonces, había que esperar opciones de apoyo exterior en países que ya habían logrado conquistar su independencia y entendían que mientras hubiese un bastión colonial en el Perú, todas los demás nacientes estado corrían el riesgo de ser recolonizados.

Merece destacar y en honor a la verdad, que las batallas que se desarrollaron en este periodo tenía mucha semejanza con una guerra civil, en tanto se tenían peruanos a ambos lados del campo de batalla. Criollos o indios formaban tropas en ambos bandos, luchaban y entregaban sus vidas por causas acaso similares en su misma patria pero de distinto enfoque y liderazgo. Era un tema de coyunturas de origen, de espacio, conocimiento o de simple circunstancia de tiempo. También merece destacarse, el hecho que las iniciativas libertarias procedían casi siempre en lugares marginales. No del seno de la gran capital ni de la actitud de la alta sociedad. Había recelo por lo que podían hacer los oriundos separados del control colonial. Siempre hubo un temor latente heredado de quienes usurparon predios y conculcaron independencias para imponer su voluntad. La reacción indígena era al menos una incógnita para criollos e hispanos.

Años más tarde cuando los criollos deciden involucrarse con mayor intensidad por la independencia, buscaban en la práctica una transferencia del poder, sin modificar las estructuras coloniales que les proporcionaba estabilidad suficiente. La aristocracia limeña no tenía mayores problemas y a la par de su descontento con aduanas, impuestos o el absolutismo, buscaban mayores cuotas de participación en el gobierno colonial. Por ello cuando la expedición libertadora inicia la campaña desde el sur, la elite capitalina aguarda cautamente mayores definiciones para definirse a sí misma. Se unen a san Martín apostando al supuesto ganador, pero mantenían un ojo avizor pendiente sobre los realistas pues no dudarían en retornar con ellos. Esta situación posiblemente sea el origen de esa subcultura del acomodo, que hasta hoy perdura.

Es así que san Martín proclama la independencia el 28 de julio despertando gran júbilo en los peruanos. Pero la proclama no nos hizo inmediatamente artífices de nuestro destino. La independencia era entonces un gran deseo pero con tropas reales en la sierra que ni se habían rendido, ni tenían intenciones de hacerlo. Vendrían luego las disquisiciones de Guayaquil que termino con la partida de San Martín para la irrupción de Bolívar con tropas de la gran Colombia. San Martín fue una persona sensata  que no gustaba de los honores ni de noblezas. Un soldado estoico que se retiró del Perú con lo que vino. Un gran hombre que merece que su efigie perennice su memoria.

Con Bolívar se libraron dos batallas claves, la de Junín y Ayacucho. Esta última sello la independencia del Perú y de América del sur. Ambas fueron demostración de coraje y convencimiento que en esos parajes se jugaba no solo el destino del Perú, sino también del continente, por ser el Perú el bastión colonial más fuerte como antiguo.

En Ayacucho recién se selló la independencia. El Perú volvía a ser libre. La capitulación del virrey la serna ponía punto final a 300 años de sujeción. Sobre las pampas de la quinua, retumbo el grito y el eco de José María de Cordova: ¡soldados, armas a discreción y paso de vencedores! en un preludio de la libertad que venía, dispuso discrecionalidad en las decisiones y a paso de vencedores, no de indecisiones. Se enfrentaron realistas y patriotas, donde una vez más chocaron peruanos contra peruanos junto a luchadores de otras nacionalidades. Era el corolario de una larga y compleja jornada. La independencia no ha sido pues un hecho especifico ocurrido en un solo día, ni se logró plenamente el 28 de julio de 1821, sino el fruto de un largo proceso. La primera chispa independentista la prendió manco inca, la siguieron Túpac Amaru II, francisco Antonio de Zela, los hermanos Angulo, el brigadier Pumacahua, Paillardelli, María parado de bellido, y centenares de personas que desde su intimidad sabían que la libertad era algo por lo cual había que luchar, que la lucha seria larga y que una vida, bien valía la independencia de futuras generaciones.

No podían faltar las crisis derivadas del éxito independentista y se dieron en forma de luchas internas. Hay que reconocer que el cambio cultural que supone conquistar la independencia y algunas libertades después de tres siglos, fue complejo y supuso desconcierto que conllevo enfrentamientos que no terminamos de  eliminar hasta hoy. Caudillismos, militarismos, golpismos, arribismos, oportunismos, conformismos, y muchos antivalores, que contrastan siempre con el espíritu emprendedor del peruano. Hemos cedido importantes porciones de territorio por impericia política y falta de liderazgo visionario, pero también hemos terminado con la esclavitud de los afroperuanos. Hemos tenido enormes riquezas en el guano y el caucho, pero no previmos que eran no renovables, hemos sufrido una derrota dolorosa en la guerra del pacifico, pero aprendimos a ganar guerras y lo logramos el 41, en Zarumilla, y también en la dramática guerra contra el terrorismo. Cada vez somos más conscientes del valor de la heredad y así paso a paso hemos conquistando espacios y subido escalones hasta situar a nuestro Perú entre los países de mejores expectativas de futuro. Tenemos un gran futuro pero hay que saber hacerlo realidad.

No hay patria más bella que la nuestra. Es que siendo hermosa es además nuestra. Cuando decimos nuestra, es que lo sentimos y el sentimiento resulta forjado por la herencia y por el convencimiento. Nuestros padres nos enseñaron a querer al Perú y empezamos a quererlo aun antes de tener uso de razón. Conforme pasan los años, nos vamos convenciendo que efectivamente nuestra patria es única… como el pisco. Es única como la cordillera, o única como el amazonas. Nuestra patria es única porque no hay dos Macchupichus en el mundo y si tenemos un Macchupichu es porque hubo una cultura tan fuerte como la roca misma. Somos al final un crisol de culturas de donde nace una extraordinaria fortaleza, la de la diversidad cultural.

Somos un país vertical, con cordilleras extraordinarias que se elevan hasta las nubes y con fondos marinos que generan los afloramientos de corrientes marinas más ricos que nos convierten en uno de los países de mayores reservas pesqueras y ello es cierto. Una gran minería que nos brinda la oportunidad de mirar el futuro de los más pobres con optimismo. y una selva exuberante llena de posibilidades para cuando decidamos marchar al este. Es que somos solo 30 millones de peruanos sobre un territorio riquísimo. Tenemos todo para ser una gran potencia. Decía Cáceres “el Perú va a ser grande cuando virilmente decida serlo” que supone tomar decisiones meditadas y sin temores. O según Basadre “cuando el estado deje de ser empírico y desaparezca el abismo social” que supone reformar el estado y definirlo en función a minimizar las diferencias sociales.

Modestamente creo que vamos a ser grandes: cuando el liderazgo político que es el que señala el camino a seguir, pueda ser visionario. Los líderes deben mirar más lejos que todos los seguidores. Nuestra historia nos presenta pocos líderes visionarios si acaso los hubo. Miremos lejos que en ese camino encontraremos al Perú que todos anhelamos.

Mientras tanto damas y caballeros disfrutemos de nuestro presente en un aniversario más de la proclamación de la independencia, pero brindemos también por la memoria de quienes lo dieron todo para darnos la independencia y hacernos libres. Somos libres, seámoslo siempre.

¡Viva el Perú!