Bienvenido al relanzamiento blog personal de Otto Guibovich Arteaga. www.ottoguibovich.com, te invitamos a leer los nuevos artículos del autor.

20 de septiembre de 2012

¿Una Tercera Vía contra el Terrorismo?


Los llamados caviares y fujimoristas se enfrentan sórdidamente, demostrando poca capacidad para converger en apreciaciones respecto al terrorismo, un fenómeno que muta y se disemina rápidamente. Ello no contribuye a hacer de este problema una verdadera causa nacional. Los cabecillas terroristas se frotan las manos de ver cómo sin mucho esfuerzo siembran el caos. Punto para el terrorismo.
Lo que se lee o escucha a diario, es más bien penoso. Cada uno trata de desacreditar a los otros muchas veces con argumentos dignos de mejor circo. Los primeros se consideran los dueños del éxito y los segundos creen que la CVR escribió una biblia que para leerla hay que persignarse. Punto para el terrorismo.
Ambos se atrincheran en posturas absurdas: “en el decenio de Fujimori se acabó el terrorismo”  vs “en el decenio de Fujimori solo se violaron los derechos humanos”. Ninguno desaprovecha ocasión para echar barro sobre el otro con poca responsabilidad, en una campaña divisiva y de fratricidio político. Ni los Quispe Palomino del VRAE expresan tantas diferencias con los “Movadefos” seguidores de Guzmán.  Punto para el terrorismo.
Unos ven en las capturas de los cabecillas terroristas de SL y el MRTA, el fin del fenómeno otros gestionaron condiciones "más humanitarias" para ellos. Ambos parecen desconocer que  una victoria debe sellarse y que en este proceso, la consolidación, no era tarea militar sino social. Punto para el terrorismo.
Creen que el fenómeno actual es residual del de décadas pasadas y se desentienden de una tarea fundamental: la lucha política que requiere un frente común es decir unión y no divisionismo. El Movadef, el Conare, son vistos solo como supérstites y no como nuevas expresiones de un terrorismo mutante, audaz y temerario. Punto para el terrorismo.
Las lamentables decisiones de inicios de siglo: de reducción de presupuestos, repliegue de bases, flexibilización de condiciones carcelarias, liberación de terroristas, abandono de los comités de autodefensa, derogación de leyes contra el terrorismo, etc., sobre la base de un erróneo triunfalismo, nos han conducido a este estado de confusión.  Punto para el terrorismo.
Queda claro que la sana confrontación democrática es saludable e indispensable. Pero estos iracundos promotores de dos enfoques, parecieran provenir de dos distantes realidades. Crean  nebulosas en el camino y quitan claridad en la ruta de la pacificación. Antes bien,  debilitan a la sociedad. ¡Pónganse de acuerdo¡.
No hay ponderación para distinguir y discriminar aquello que fue bueno de lo malo. Todo parece blanco o negro, bueno o malo, sin matices. O la perfección sobrehumana o la maldad diabólica. Esta confusión conlleva que hasta la fecha, por ejemplo, no nos pongamos de acuerdo siquiera en definir el verdadero problema o problemas. Punto para el terrorismo.
Si esta es la realidad y persisten en su dialéctica rupestre, hay que desfujimorizar y descaviarizar el debate sobre el terrorismo e invocar a terceras fuerzas políticas libres de pasiones, de contaminación ideológica y posturas maximalistas para frenar el avance ideológico silencioso y persistente del terrorismo.
Hay que respaldar la labor de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, que son la columna vertebral de la seguridad y defensa nacional. A la par de revisar la legislación que flexibilizó la carcelería terrorista y buscar un frente común nacional contra los enemigos del país.
El congresista Iberico ha iniciado una interesante campaña que puede ser imitada por políticos jóvenes que crean en la democracia y en la necesidad de preservarla. Que entiendan que el terrorismo es una amenaza real, que acepten que el Perú necesita unirse en torno al problema y hacer causa común. Que entiendan que la dialéctica desenfrenada es una forma de violencia, precisamente lo que el terrorismo busca y espera. Vencer definitivamente este flagelo, es un imperativo nacional. Ojalá sea punto para el Perú.