La historia escrita del país, tiene serios vacíos y lo mejor aún está por investigarse. Existen personajes y episodios subestimados o desconocidos y otros –como el caso Iglesias- sobredimensionados. Con ello la nación puede equivocar su verdadero sentido histórico, perder valiosas oportunidades en la creación de valores nacionales o como ya viene sucediendo desde tiempos lejanos, generar tendencias de casi veneración por lo extranjero. Hoy, la pleitesía es mayor si algo o alguien viene de ultramar. Siempre encontramos alguna razón para privilegiar lo externo.
En nuestro país desorientamos a la población llamando “padres de la patria” a los congresistas con un poco de chacota, y creamos paradigmas imposibles. Padre de la Patria debe ser alguien cuyo legado moral sea vital para logros nacionales y se convierta en fuente de inspiración colectiva que ayude a fortalecer la identidad común en nuestros compatriotas, a la par de potenciar la autoestima nacional.
El 20 de Junio se cumplieron 200 años del grito de libertad de Francisco Antonio de Zela en Tacna. Lamentablemente solo un puñado de eventos lo recordaron, cuando en cada plaza del Perú debimos ondear banderas para honrar al primer peruano en alzarse contra la dominación realista con una visión libertaria; organizó el primer ejército peruano y creo también la primera bandera de colores azul y blanco en triángulos. El levantamiento de Zela fue aplacado y él condenado a muerte conmutada por prisión en el Real Felipe y luego en Chagres (Panamá), donde falleció en los albores de la proclama de San Martin. Su sacrificio fue la iniciación y surgió de las entrañas del Perú como un desafío a la superioridad material. Pueden criticarse la táctica o la estrategia desde diversas perspectivas pues no hubo éxito inmediato pero el laurel fue iniciar una gesta.
El grito insurgente de Zela es extraordinario pues fue el primer intento desde el seno del más poderoso bastión realista de la época. El no fue un militar de formación, sino un civil mediano burgués que desafió sus tiempos capturando dos cuarteles realistas y autoproclamándose “Comandante Militar de la Unión Americana”. Su visión alcanzaba al Perú Virreinal y se proyectaba a un horizonte mayor. Más tarde Paillardelli, los Hermanos Angulo y Pumacahua siguieron su legado y lograron formar una Junta de Gobierno dando un paso adelante. La independencia era cuestión de tiempo, la flama había prendido.
Muchos países de la región vienen celebrando el bicentenario de su independencia y lo hacen a partir de hechos relevantes que iniciaron su camino de libertad. Recordemos como en 1,810 el Cura Miguel Hidalgo, reconocido como el Padre de la Patria mejicana, desde un pulpito lanzó lo que hoy se recuerda como “El grito de Dolores”. La chispa inicial para la causa independentista que culmino en agosto de 1,821. ¿Qué puede diferenciar los propósitos de Zela de los del Cura Hidalgo en México, Artigas en Uruguay, O´Higgins en Chile, Manuel de Céspedes en Cuba o tantas otras personas claves en la historia americana?. Nada. Pero el desdén con que se le recuerda en Perú es grande. No es el caso copiar de otras realidades, pero el paralelo se hace indispensable.
En el Congreso de la Republica como en muchos lugares, penden enormes oleos de San Martin y Bolívar, importante militares de ese siglo y por eso tenemos decenas de plazas con sus nombres y dos de las más importantes en la capital, son en su honor. Hace falta que entre ellos, se edifique un reconocimiento a quien prendió la chispa que culmino con la libertad del Perú. El congreso de 1,826 declaró a Tacna “Heroica Ciudad” por ser sede del primer grito de libertad y hoy todavía mucha memoria colectiva erróneamente, refiere el noble título al heroísmo tacneño en la Guerra del Pacifico. Si la independencia fue una síntesis de acciones que culminaron en las pampas de La Quinua, debemos reconocer a quien dio el primer grito diez años antes de la proclamación y trece antes del sello en Ayacucho. Este hecho notable en nuestro devenir histórico debe grabarse en la memoria colectiva hasta convertirse en memoria nacional y servir para demostrar que la libertad fue labrada con sacrificio peruano y no solo llegó desde el norte o el sur. Tacna siempre fue heroica y tiene autoridad patriótica para irradiar un mensaje cohesivo a todo el país y merecería ser considerada Cuna de la Independencia Peruana así como Zela ser considerado el Padre de la Patria. Honrar, honra.